Puntuación:
Las reseñas destacan una decente edición en letra grande de una traducción de los diálogos de Platón, concretamente la traducción de Jowett. Aunque en general el libro se valora positivamente por su calidad, presenta algunos inconvenientes, como la falta de una paginación estándar y unos diálogos complejos y abstractos que pueden resultar difíciles de abordar en solitario.
Ventajas:Edición de gran tamaño, copia impresa de calidad decente, útil para discusiones en grupo, considerada una obra capital de Platón, sirve de modelo para el método dialéctico.
Desventajas:Falta paginación estándar, diálogo abstracto y agravante, la dependencia de la interpretación de Jowett puede limitar nuevas perspectivas.
(basado en 2 opiniones de lectores)
Parmenides
Parménides es uno de los diálogos de Platón. Se considera uno de los diálogos más desafiantes y enigmáticos de Platón. El Parménides pretende ser el relato de un encuentro entre los dos grandes filósofos de la escuela eleática, Parménides y Zenón de Elea, y un joven Sócrates. La ocasión del encuentro fue la lectura por parte de Zenón de su tratado en defensa del monismo parmenídeo contra los partidarios de la pluralidad que afirmaban que la suposición de Parménides de que existe uno da lugar a absurdos y contradicciones intolerables.
El núcleo del diálogo se abre con un desafío de Sócrates al anciano y venerado Parménides y a Zenón. Empleando su habitual método de ataque, la reductio ad absurdum, Zenón ha argumentado que si, como dicen los pluralistas, las cosas son muchas, entonces serán a la vez semejantes y desemejantes; pero ésta es una situación imposible, pues las cosas desemejantes no pueden ser semejantes, ni las semejantes desemejantes. Pero esta dificultad desaparece, dice Sócrates, si estamos dispuestos a hacer la distinción entre los sensibles, por un lado, y las Formas, en las que participan los sensibles, por el otro. Así, una misma cosa puede ser a la vez semejante y desemejante, o una y muchas, participando de las formas de semejanza y desemejanza, de unidad y pluralidad; yo soy un hombre, y como tal participo de la forma de unidad, pero también tengo muchas partes y en este sentido participo de la forma de pluralidad. No hay ningún problema en demostrar que las cosas sensibles pueden tener atributos opuestos; lo que causaría consternación, y se ganaría la admiración de Sócrates, sería que alguien demostrara que las Formas mismas son capaces de admitir predicados contrarios.
En este punto, Parménides toma el relevo como interlocutor de Sócrates y domina el resto del diálogo. Tras establecer que el propio Sócrates ha hecho la distinción entre Formas y sensibles, Parménides le pregunta qué tipos de Formas está dispuesto a reconocer. Sócrates responde que no duda de la existencia de Formas matemáticas, éticas y estéticas (por ejemplo, Unidad, Pluralidad, Bondad, Belleza), pero no está seguro de las Formas del Hombre, del Fuego y del Agua; está casi seguro, aunque admite algunas reservas, de que los objetos indignos como el pelo, el barro y la suciedad no tienen Formas. Parménides sugiere que, cuando sea mayor y esté más comprometido con la filosofía, considerará todas las consecuencias de su teoría, incluso en relación con objetos aparentemente insignificantes como el pelo y el barro.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)