Puntuación:
El libro ofrece una visión concisa de los arcos del Imperio Romano, centrándose en su importancia histórica y sus características arquitectónicas. Aunque ofrece valiosas perspectivas y es de fácil lectura, presenta importantes inconvenientes de contenido y presentación.
Ventajas:El libro reúne en un solo volumen varios arcos romanos significativos y ofrece una visión de su función histórica y propagandística. Es accesible tanto para los profanos como para los que tienen un interés más profundo en la arquitectura romana. El texto incluye bibliografía y es de fácil lectura.
Desventajas:El libro es muy breve, con sólo 66 páginas y un texto limitado. La calidad de las fotografías varía entre los formatos kindle y rústica, siendo estas últimas en gris de baja resolución. Carece de índice y de números de página, lo que resta usabilidad. Además, algunos contenidos se solapan con los de otra publicación de la misma editorial.
(basado en 1 opiniones de lectores)
Arches across the Roman Empire: The History of the Roman Arches Built in Europe, the Middle East, Asia Minor, and North Africa
*Incluye imágenes.
*Incluye bibliografía para lecturas complementarias.
Algunos de los símbolos más emblemáticos del Imperio Romano que han sobrevivido en el mundo moderno son los arcos que los romanos erigían para conmemorar victorias militares y glorificar a los emperadores. La historia de cómo los arcos llegaron a utilizarse de tal manera en todo el mundo romano tiene que ver con la evolución del ejército y sus líderes hacia las fuerzas políticas que llegaron a dominar el Estado, y esos arcos, junto con los triunfos que llegaron a asociarse con muchos de ellos, fueron piezas clave en el proceso de exhibición del poderío de ambas Roma. Al mismo tiempo, estaban destinados a señalar los logros individuales de los gobernantes de Roma, lo que los convirtió en un enorme y costoso ejercicio de relaciones públicas que no dejó de crecer con el paso de los años.
En su forma más básica, y en su encarnación más primitiva, el arco era una celebración de los logros y, como tal, formaba parte de toda una serie de métodos utilizados por los romanos para registrar, recompensar y publicitar el éxito. Sin embargo, a medida que avanzaba el periodo imperial, el arco pasó a simbolizar mucho más y se asoció exclusivamente con el poder imperial a través de la construcción de los Arcos de Triunfo. La historia de estos arcos está inextricablemente ligada a la promoción de Roma como la más grande de todas las potencias, y de sus líderes como los más dignos y capaces de todos los comandantes.
Mientras que la razón de ser de los arcos «triunfales» en Roma e Italia se basaba en un sistema diseñado para reconocer y recompensar la valentía individual o cimentar y legitimar los éxitos de un emperador y sus sucesores, la función de los arcos en el resto del imperio es aún más compleja. El objetivo principal de estos monumentos era promover la invencibilidad de Roma, al tiempo que servían de recordatorio constante del poder que podía ejercerse sobre cualquier pueblo sometido. También brindaban a los nuevos ciudadanos la oportunidad de demostrar su lealtad al imperio, publicitando al mismo tiempo sus virtudes y su riqueza. Para estos aspirantes a nuevos ciudadanos, el patrocinio podía resultar una forma inestimable de ascender en la escala social y política a nivel local e imperial.
Los arcos triunfales de Roma servían de centro de los triunfos que, tras la creación del Imperio Romano, se limitaban a los emperadores y sus familiares más cercanos, pero los arcos del resto del Imperio no tenían esta función específica. Sin embargo, al igual que los de Italia, los arcos extranjeros se colocaban estratégicamente para ser vistos y atravesados por el mayor número posible de personas, que se veían sometidas a escenas de victorias romanas de forma regular. Estos arcos estaban inextricablemente ligados a la promoción de Roma como la mayor de todas las potencias, así como a la política de romanización y asimilación de los territorios y poblaciones conquistados.
Por supuesto, estos arcos han intrigado a los historiadores durante años. Franz Botho Graef, arqueólogo clásico e historiador del arte alemán, destacado experto en la materia, dedicó su vida a la identificación y catalogación de los arcos romanos. Documentó 125 arcos existentes y otros 30 ejemplos discernidos a partir de la literatura u otras fuentes, repartidos por Roma y sus provincias. La lista de Graef suele tomarse como punto de partida para los investigadores posteriores, pero otro eminente historiador en la materia, A. Frothingham, ha rebatido la lista de Graef, argumentando que sólo 115 de los 125 arcos identificados existieron realmente. También afirmó haber identificado otros 280 "monumentos y arcos", la mayoría de los cuales se encontraban en Asia Menor, el norte de África y Siria. Sin embargo, este enfoque metodológico introdujo una nueva categoría -los monumentos- en el proceso de catalogación, que sólo ha servido para complicar el debate.
Los arcos en el Imperio Romano: The History of the Roman Arches Built in Europe, the Middle East, Asia Minor, and North Africa analiza los distintos arcos, su influencia y los debates que aún persisten sobre ellos.
© Book1 Group - todos los derechos reservados.
El contenido de este sitio no se puede copiar o usar, ni en parte ni en su totalidad, sin el permiso escrito del propietario.
Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)