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Las reseñas destacan el «Tratado sobre las buenas obras» de Martín Lutero como una esclarecedora exploración de la relación entre la fe y las buenas obras en la vida cristiana. Los lectores aprecian el perspicaz estilo de redacción de Lutero, su capacidad para comunicar con claridad profundos conceptos teológicos y su sensibilidad pastoral, especialmente para quienes luchan con sentimientos de insuficiencia en su fe. Sin embargo, algunas críticas incluyen el uso de una versión modificada de los Diez Mandamientos y la mala calidad de la traducción de la edición Kindle.
Ventajas:Los lectores encuentran el libro perspicaz, esclarecedor y accesible, y muchos aprecian la perspectiva de Lutero sobre la fe y las obras. Se considera un útil recordatorio de la gracia de Dios y de la naturaleza del verdadero servicio cristiano. También se destacan positivamente la claridad de pensamiento, las importantes ideas teológicas y su capacidad para inspirar y reconfortar a los lectores que se enfrentan a luchas espirituales.
Desventajas:Los críticos señalan discrepancias en el tratamiento que Lutero da a los Diez Mandamientos, donde altera su orden y omite el segundo mandamiento. Además, algunos lectores señalan que la edición Kindle tiene errores ortográficos y carece de información sobre el traductor, lo que desvirtúa la experiencia de lectura.
(basado en 35 opiniones de lectores)
A Treatise on Good Works
La intención de Lutero no era hablar sólo de la esencia de las buenas obras y de su relación fundamental con la fe. También mostraría cómo la "mejor obra", la fe, debe demostrar ser en todo sentido una fe viva, conforme a los demás mandamientos.
Lutero no procede a esta parte hasta que en la parte fundamental ha dicho con énfasis, que el creyente, el hombre espiritual, no necesita tal instrucción (I Timoteo 1:9), sino que por sí mismo y en todo momento hace buenas obras "como su fe, su confianza, le enseña". "Sólo "porque no todos tenemos tal fe, o no nos acordamos de ella", se hace necesaria tal instrucción. Del hecho de que, de acuerdo con el Primer Mandamiento, adquirimos un corazón puro y confianza hacia Dios, deriva la buena obra del Segundo Mandamiento, a saber, "alabar a Dios, reconocer su gracia, rendir todo honor sólo a Él".
De la misma fuente deriva la buena obra del Tercer Mandamiento, a saber, "observar los servicios divinos con la oración y la predicación, inclinar la imaginación de nuestros corazones hacia los beneficios de Dios y, con ese fin, mortificar y vencer la carne". ".
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)