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An All-Too-Human Virus
En el pasado, las pandemias se consideraban un castigo divino, pero ahora comprendemos las características biológicas de los virus y sabemos que se propagan por la interacción social y el movimiento de las personas. Lo que antes era divino se ha convertido en humano, demasiado humano, como diría Nietzsche.
Pero al mismo tiempo que el virus disipa lo divino, estamos descubriendo que los seres vivos son mucho más complejos y difíciles de definir de lo que pensábamos, y descubriendo también que la naturaleza y el ejercicio del poder político son más complejos de lo que podíamos pensar. Y esto, argumenta Nancy, nos ayuda a ver por qué el término «biopolítica» no logra captar las condiciones en las que ahora nos encontramos. La vida y la política nos interpelan juntas. Nuestro conocimiento científico nos dice que sólo dependemos de nuestro propio poder técnico, pero ¿podemos confiar en las tecnologías cuando el propio conocimiento incluye incertidumbres? Si esto es así para el poder técnico, lo es mucho más para el poder político, aunque se presente como guiado por datos objetivos y respondiendo a expectativas legítimas.
El virus es una lupa que revela las contradicciones, limitaciones y fragilidades de la condición humana, poniendo en tela de juicio como nunca antes nuestra obstinada creencia en el progreso y nuestro arrogante sentido de nuestra propia indestructibilidad como especie.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)