Los modos de vida católico y maniqueo

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Título original:

The Catholic and Manichaean Ways of Life

Contenido del libro:

Los modos de vida católicos y maniqueos es, como los Contra académicos (386) y las obras de la vida posterior de san Agustín contra los donatistas y otros herejes, la refutación de un adversario temible al que está decidido a derrocar para proteger a sus hermanos cristianos. Una rápida ojeada a su contenido es suficiente para mostrar su carácter de obra polémica en la que contrasta una visión religiosa de Dios, el hombre y el mundo con otra.

En el primer libro se nos ofrece un tratado de moral cristiana, escrito, hay que tenerlo siempre presente, por alguien recibido en la Iglesia no hacía ni dos años. Establece que Dios es el Bien Supremo. Muestra el sentido de la unión con Él en la caridad.

Explica las cuatro virtudes cardinales en términos de amor, y particularmente en términos de amor a Dios. Finalmente, presenta para nuestra admiración y emulación las virtudes cristianas de los religiosos, del clero y de los laicos. El modo de vida de la Iglesia católica, así descrito por Agustín, encarna, a su juicio, un ideal elevado, pero vivible por los individuos en todos los estados de vida y en las diversas etapas de progreso en la virtud.

El segundo libro describe y refuta las enseñanzas de los maniqueos sobre la naturaleza y el origen del mal, sus falsas prácticas ascéticas y sus doctrinas sobre los tres símbolos de la boca, las manos y el pecho. En conclusión, Agustín denuncia, basándose en el conocimiento personal de informes de primera mano, la escandalosa conducta de los miembros de los elegidos maniqueos. A lo largo de este libro, se preocupa, no sólo de exponer los errores y excesos de la secta, incluyendo el vergonzoso comportamiento y la hipocresía de algunos de sus líderes, sino los absurdos e incluso la depravación a la que son llevados los hombres por una forma de vida que es esencialmente invivible.

Independientemente de lo que se pueda reclamar por las austeridades de los miembros más sinceros y ascéticos de la secta maniquea, una religión que corroe la naturaleza humana y castiga su funcionamiento natural como malo, no puede ser buena. Tal es el juicio final de San Agustín sobre el maniqueísmo, y lo expresa con elocuencia e invectiva.