A Treatise on the Predestination of the Saints
En el cual se defiende la verdad de la predestinación y de la gracia contra los semipelagianos, a saber, aquellos que no se apartan del todo de la herejía pelagiana, por cuanto sostienen que el principio de la salvación y de la fe está en nosotros mismos.
De modo que en virtud, por así decirlo, de este mérito precedente, se alcanzan los demás buenos dones de Dios. Agustín muestra que no sólo el aumento, sino también el principio mismo de la fe está en el don de Dios. A este respecto no niega que en otro tiempo pensó de otro modo, y que en algunas pequeñas obras, escritas antes de su episcopado, se equivocó, como en aquella exposición, que le objetan, de proposiciones de la epístola a los Romanos. Pero señala que posteriormente fue convencido principalmente por este testimonio, "pero ¿qué tienes que no hayas recibido? "que, según demuestra, debe tomarse también como un testimonio sobre la fe misma. Dice que la fe debe contarse entre otras obras, lo que el apóstol niega anticipando la gracia de Dios cuando dice: "no por obras". "Él declara que la dureza del corazón es quitada por la gracia, y que todos vienen a Cristo que son enseñados a venir por el Padre.
Pero que a los que Él enseña, los enseña en misericordia, mientras que a los que no enseña, no los enseña en juicio.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)