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On Continence
Es difícil tratar de la virtud del alma, que se llama Continencia, de una manera plenamente adecuada y digna, pero Él, cuyo gran don es esta virtud, ayudará a nuestra pequeñez bajo el peso de tan gran peso. Porque Él, que la concede a sus fieles cuando son continentes, Él mismo da discurso de ella a sus ministros cuando hablan.
Por último, de un asunto tan grande, proponiéndonos hablar lo que Él mismo conceda, en primer lugar decimos y probamos que la continencia es don de Dios. Tenemos escrito en el Libro de la Sabiduría, que nadie puede ser continente, a menos que Dios lo conceda. Pero el Señor, acerca de la mayor y más gloriosa continencia misma, por la cual hay continencia del vínculo matrimonial, dice: "No todos pueden recibir este dicho, sino aquellos a quienes les es dado".
Y puesto que la misma castidad matrimonial no puede ser guardada, a menos que haya continencia de las relaciones ilícitas, el Apóstol declaró que ambas son don de Dios, cuando habló de ambas vidas, es decir, tanto de la del matrimonio como de la que no lo es, diciendo: "Quisiera que todos los hombres fueran como yo, pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno de esta manera, otro de aquella otra". "
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)