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Las mujeres en la Gran Guerra explora los diversos papeles que desempeñaron las mujeres durante la Primera Guerra Mundial, iluminando sus contribuciones al esfuerzo bélico y los cambios sociales subsiguientes. Destaca las experiencias de mujeres de diferentes organizaciones e incluye una lista de las que perdieron la vida en servicio. Aunque el libro está bien documentado y es interesante, algunos lectores lo encontraron desigual, sobre todo en lo que se refiere a determinadas ocupaciones.
Ventajas:El libro ofrece una valiosa visión de las contribuciones de las mujeres durante la Primera Guerra Mundial, abarcando una serie de organizaciones e historias individuales. Está bien documentado, es rápido de leer y presenta ilustraciones que realzan el contenido. Ofrece una conmovedora lista de las mujeres que murieron en acto de servicio y sirve como importante recordatorio del papel de la mujer y de los cambios sociales que se produjeron en la posguerra.
Desventajas:La cobertura del papel de la mujer en la guerra es desigual; algunas áreas, como la enfermería, se exploran en detalle, mientras que otras, como las trabajadoras de la tierra, se tratan de forma más superficial. Algunos lectores opinaron que las autoras mostraban entusiasmo y conocimientos en ciertos temas pero descuidaban otros, lo que resultaba en una falta de cobertura exhaustiva.
(basado en 4 opiniones de lectores)
Women in the Great War
La Primera Guerra Mundial se libró en dos frentes. En un sentido militar, se libró en los campos de batalla de toda Europa, en la península de Gallipoli y en otros escenarios bélicos similares, pero en el frente interno fue el arduo esfuerzo de las mujeres el que mantuvo al país en funcionamiento.
Antes de la guerra, las mujeres trabajaban en el servicio doméstico, en oficinas, como dependientas, maestras o camareras. Casi todas estas tareas eran desempeñadas por mujeres solteras, ya que una vez casadas su trabajo se convertía rápidamente en el de esposa, madre y ama de casa. El estallido de la guerra cambió todo eso.
De repente, las mujeres se vieron catapultadas a una nueva esfera de trabajo que hasta entonces había sido dominio exclusivo de los hombres.
Las mujeres empezaron a trabajar en fábricas de municiones, como enfermeras en hospitales militares, conductoras de autobús, mecánicas, taxistas, además de llevar casas y cuidar de los niños, todo ello mientras se preocupaban por sus hombres, que estaban fuera luchando en una guerra en algún clima extranjero, sin saber si volverían a verlos algún día. Con el trabajo llegó el salario, que proporcionó a las mujeres libertad financiera por primera vez, así como un elemento de independencia e integración social, que posiblemente nunca habrían experimentado de otro modo.
Las mujeres no cobraban lo mismo que los hombres por hacer el mismo trabajo, pero lo que ganaban era mucho más de lo que habían ganado nunca. También era la época del movimiento sufragista, que quería más de la vida para las mujeres. En consecuencia, algunas de estas mujeres se resistían a dejar de trabajar, y algunas de ellas fueron despedidas para que los soldados que regresaban pudieran recuperar sus empleos de antes de la guerra.
Al mismo tiempo, decenas de miles de mujeres enviudaron, muchas de ellas con hijos pequeños que criar. A pesar de todo, una cosa era segura: para muchas mujeres no había vuelta atrás. Sólo había un camino, y era hacia adelante.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)