Puntuación:
El libro presenta un convincente argumento según el cual la entidad comúnmente denominada Imperio Bizantino debería reconocerse más exactamente como Imperio Romano de Oriente, haciendo hincapié en la identidad romana de su pueblo. El autor critica la historiografía moderna por distorsionar esta identidad y cuestiona el uso del término «bizantino» como etiqueta engañosa. El libro se considera esencial para comprender este importante marco histórico.
Ventajas:El libro está bien escrito y presenta pruebas convincentes sobre la verdadera identidad del Imperio Romano de Oriente. Se considera una lectura esencial para cualquier persona interesada en este aspecto de la historia, y promete cambiar la perspectiva del lector. El autor se basa en bibliografía reciente y aborda cuestiones complejas relacionadas con la etnicidad y la identidad nacional.
Desventajas:El libro puede resultar demasiado especializado para los lectores que no estén ya interesados en este debate histórico, y quizá no enganche a quienes se muestren indiferentes a la hora de formarse una opinión sobre el asunto.
(basado en 4 opiniones de lectores)
Romanland: Ethnicity and Empire in Byzantium
Un destacado historiador sostiene que en el imperio que conocemos como Bizancio, la población de habla griega era en realidad romana, y los estudiosos han etiquetado deliberadamente mal su etnia durante los dos últimos siglos por razones políticas.
¿Existió alguna vez Bizancio? Desde luego, ningún emperador se llamó a sí mismo "bizantino". Y aunque las identidades de las minorías del imperio oriental están claras -los contemporáneos hablan de eslavos, búlgaros, armenios, judíos y musulmanes-, la de la mayoría gobernante permanece oscurecida tras un nombre inventado por generaciones posteriores.
La evidencia histórica nos dice inequívocamente que la mayoría étnica de Bizancio, nada menos que el gobernante de Constantinopla, se habría identificado como romana. Era una identidad tan fuerte en el imperio oriental que incluso los conquistadores otomanos acabarían adoptándola. Pero la erudición occidental tiene una larga tradición en negar la romanidad de Bizancio. En Romanland, Anthony Kaldellis investiga por qué y sostiene que ya es hora de que se tome en serio la romanidad de los llamados bizantinos.
En la Edad Media, explica, a los habitantes del imperio oriental se les llamaba "griegos", y en el siglo XIX se les despojó de su griego distorsionado y se les convirtió en "bizantinos". Sólo cuando comprendamos que la población grecoparlante de Bizancio era en realidad romana apreciaremos plenamente la naturaleza de la identidad étnica romana. También comprenderemos mejor los procesos de asimilación que condujeron a la absorción de grupos extranjeros y minoritarios en el grupo étnico dominante, los romanos que presidían el vasto imperio multiétnico de oriente.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)