Roma, 1630: El horizonte del primer barroco, seguido de cinco ensayos sobre el arte del siglo XVII

Opiniones de los lectores

Las críticas elogian «Roma, 1630, de Yves Bonnefoy» por su lujosa visión del arte barroco romano, que ofrece a los lectores una experiencia inmersiva de los tesoros culturales de la época. La traducción de Hoyt Rogers destaca por su calidad, y el libro se distingue por sus bellas ilustraciones y su presentación compacta pero completa.

⬤ Experiencia lujosa y envolvente
⬤ excelente traducción de Hoyt Rogers
⬤ reproducciones de gran calidad
⬤ profunda exploración del arte barroco
⬤ bellamente ilustrado
⬤ combina la meditación estética con la visión histórica.

En las reseñas no se identifican desventajas significativas; sin embargo, algunos pueden encontrar la profundidad de la discusión potencialmente abrumadora.

(basado en 3 opiniones de lectores)

Título original:

Rome, 1630: The Horizon of the Early Baroque, Followed by Five Essays on Seventeenth-Century Art

Contenido del libro:

Bernini, Poussin, Velázquez, Cortona, Borromini, Valentín: la lista podría ser interminable.

En 1630, a pesar de sus notables diferencias, los mejores artistas del Barroco europeo convergieron en Roma, donde Caravaggio aún ejercía una influencia persistente. En respuesta a la Reforma protestante, la Iglesia católica recurrió a maestros como éstos para celebrar las glorias del cielo, mientras que otros mecenas les concedían encargos de obras profanas.

Con espléndidos monumentos como el Baldaquino de Bernini en San Pedro, o lienzos profundos como los paisajes de Poussin, Roma se convirtió en el crisol de importantes avances en la escultura, la pintura y la arquitectura del siglo XVII. En el estudio que da título a este libro, Yves Bonnefoy se centra en este año crucial para el desarrollo del estilo barroco. Profusamente ilustrado, su Roma, 1630 revela cómo nació un movimiento paneuropeo a partir de los logros de los artistas italianos y extranjeros que se congregaron en la ciudad durante ese periodo seminal.

Los cinco ensayos complementarios del volumen profundizan en la evolución de la pintura del siglo XVII, especialmente en las obras de Elsheimer, Caravaggio, Cortona y Poussin. En su epílogo, Hoyt Rogers rinde homenaje al autor, analizando la centralidad del arte barroco en la poesía y la estética de Bonnefoy.