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Tras construir una maravillosa relación con su hija, un hombre cuenta cómo su hija fue sustraída ilegalmente por su madre y él no puede hacer nada legalmente. Durante años disfrutó de la custodia compartida, hasta que al volver de un trabajo se encontró con que mamá había hecho las maletas y se había mudado lejos. Obedecer todas las órdenes dadas por el juez fue en vano. Muchas de sus pruebas documentadas no fueron revisadas y parecían una pérdida de tiempo. Las órdenes de cinco comparecencias no significaban nada. Las autoridades locales no le ayudaron, así que llevó a cabo una investigación. Después de tener pruebas de dónde estaba su hijo, los detectives no le ayudaron. Se vio obligado a aceptar su desamparo y que no vería a su hija en varios años.
Cuando se produce un secuestro como resultado de acusaciones falsas o de la mala gestión de un caso, la persona acusada injustamente se convierte en la víctima. Puede quedar incapacitada durante mucho tiempo. Las actividades normales de su vida pasan a un segundo plano. Las relaciones y amistades se vuelven difíciles de formar. Si una persona es culpable de un delito, normalmente intentará huir o esconderse para evitar que la pillen e ir a la cárcel. Una persona inocente no huirá y presentará batalla. Hay leyes específicas sobre la custodia de los hijos establecidas para romper y derrotar a los que luchan contra este sistema.
Algunos no son conscientes de la opresión que uno debe soportar cuando se ve arrastrado a una viciosa batalla por la custodia de los hijos en la que las decisiones domésticas son tomadas por un tribunal de familia defectuoso. En un litigio malicioso, la cantidad de hombres que deben gastar grandes sumas de dinero, ver difamada su reputación, ser considerados culpables y recibir castigos más severos supera con creces a la de las mujeres.
Cuando la decisión final de las audiencias es quitarte a tu hijo, ya sea temporal o permanentemente, ese acontecimiento traumatiza a cualquier padre. Esta realidad está bajo tu piel y puedes encontrarte a menudo pensando o hablando de ello. Tu mente será como un ordenador que nunca se apaga con pensamientos de lo que salió mal y recuerdos del niño que perdiste, repitiéndose continuamente. Ahora estás en una montaña rusa desgarradora con muchos baches que parece no tener fin. No renunciar a tu hijo sigue siendo la máxima prioridad.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)