Puntuación:
El libro «Pharmacracy» de Thomas Szasz critica el sistema médico moderno, especialmente la psiquiatría, argumentando que la medicina se ha convertido en una nueva religión que eclipsa los valores tradicionales. Szasz afirma que comportamientos como las enfermedades mentales se consideran erróneamente enfermedades y que la psiquiatría moderna inventa trastornos para los que proporciona curas. Analiza las implicaciones de este cambio, incluida la alineación de la medicina con el poder estatal y las normas sociales, lo que conduce a una usurpación de las libertades personales.
Ventajas:Muchos críticos elogiaron el libro por su claridad de ideas y sus perspectivas desafiantes. La escritura de Szasz se describe como atractiva, y ofrece nuevas perspectivas en el campo de la psiquiatría y critica la forma en que las enfermedades mentales son tratadas en la sociedad. Los lectores valoran los puntos de vista históricos y sociológicos presentados y aprecian que el libro fomente el pensamiento crítico.
Desventajas:Los detractores del libro sostienen que las opiniones de Szasz no tienen en cuenta la realidad de las enfermedades mentales y pueden ser peligrosas. Un crítico afirmó que Szasz no parecía estar en contacto con las experiencias de quienes padecen problemas de salud mental. Otros señalaron que los argumentos de Szasz pueden reforzar el estigma en lugar de proporcionar un discurso constructivo, y algunos consideraron que el libro es irrelevante para la comprensión contemporánea de la salud mental.
(basado en 4 opiniones de lectores)
Pharmacracy: Medicine and Politics in America
En las últimas décadas, la medicina estadounidense se ha politizado cada vez más y la política se ha medicalizado cada vez más. Los comportamientos que antes se consideraban virtuosos o perversos, sabios o imprudentes, ahora se tratan como sanos o enfermos: comportamientos no deseados que deben controlarse como si fueran problemas de salud. La inclinación moderna a transformar los problemas humanos en enfermedades y las sanciones judiciales en tratamientos, sustituyendo el imperio de la ley por el imperio de la discreción médica, conduce a la creación de un tipo de gobierno que el crítico social Thomas Szasz denomina farmacracia.
Medicalizar los comportamientos problemáticos y los problemas sociales resulta tentador tanto para los votantes como para los políticos: complace a la gente prometiéndole satisfacer su necesidad de dependencia de la autoridad médica y ofrece un fácil autoengrandecimiento a los políticos como dispensadores de más y mejor atención sanitaria. De este modo, los ciudadanos obtienen un cómodo chivo expiatorio que les permite eludir la responsabilidad personal por su comportamiento. El gobierno obtiene una justificación para guerras interminables y políticamente convenientes contra problemas sociales definidos como emergencias de salud pública. El sistema sanitario gana prestigio, financiación y poder burocrático que sólo una alianza con el sistema político puede proporcionar.
Sin embargo, advierte Szasz, la progresiva sustitución de la democracia por la farmacracia -los problemas médicos privados se perciben cada vez más como algo que requiere una respuesta política- erosiona inexorablemente la libertad y la dignidad personales. Farmacracia: Medicina y política en América es una presentación clara y convincente de este peligro oculto, demasiado a menudo ignorado en nuestros debates sobre la atención sanitaria y evitado en nuestras contiendas políticas.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)