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La teoría y el concepto mismo de raza pueden entenderse de tres maneras: en relación con una realidad, con un cierto orden de conocimientos científicos y, por último, con un «mito».
En su primer sentido, la conciencia del valor de la raza se refleja en un conjunto de normas que pueden encontrarse en las civilizaciones antiguas, especialmente allí donde estaban vigentes el sistema de castas y la ley de endogamia, normas que se mantuvieron en parte hasta un periodo relativamente reciente en las tradiciones de la aristocracia. Por esta razón, es extremadamente raro encontrar la palabra «raza» en el mundo antiguo: no había necesidad de hablar de raza en el sentido moderno, porque la había.
Lo que más importaba, por así decirlo, eran las fuerzas místicas que estaban en el origen de las fuerzas de la sangre y del pueblo: como en los cultos patricios romanos y, en general, los cultos arios, de los lares, los patriarcas y los héroes fundadores. Sin embargo, existía una necesidad muy clara de preservar la sangre, de mantener y transmitir en su integridad un patrimonio precioso e insustituible ligado a la sangre.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)