La nada y el deseo: una antífona filosófica

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Título original:

Nothingness and Desire: A Philosophical Antiphony

Contenido del libro:

Las seis conferencias que componen este libro se pronunciaron en marzo de 2011 en la Escuela de Estudios Orientales y Asiáticos de la Universidad de Londres como Conferencias Jordan sobre Religión Comparada. Giran en torno a la intersección de dos ideas, la nada y el deseo, en su aplicación a un nuevo examen de las cuestiones del yo, Dios, la moral, la propiedad y la división filosófica entre Oriente y Occidente.

En lugar de intentar armonizar las filosofías de Oriente y Occidente en un solo coro, Heisig emprende lo que él llama una "antífona filosófica". Mediante la simple llamada y respuesta de unas pocas voces representativas, Heisig intenta unir el coro de ambos lados de la antífona para relacionar las cuestiones que nos ocupan con problemas más amplios que acucian a la comunidad humana. Sostiene que a medida que problemas como la devastación tecnológica del mundo natural, la reducción de la gobernanza elegida mediante la expansión de los poderes de las instituciones financieras y la expropiación de culturas alternativas de salud y educación se extienden libremente por las civilizaciones tradicionales de todo el mundo, las respuestas religiosas y filosóficas ya no pueden permitirse seguir teniendo una perspectiva territorial. Aunque las conferencias insisten a menudo en la importancia de la práctica, su principal preocupación es ver las cosas de la vida con mayor claridad. Heisig explica:

"Con ello no me refiero sólo a mirar más de cerca los objetos que entran en mi campo de visión día a día, sino a verlos como espejos en los que puedo verme reflejado. Las cosas no sólo me revelan partes del mundo, sino que también me dicen algo sobre cómo veo lo que veo y quién lo ve. Para escuchar lo que las cosas tienen que decirme, necesito romper con el hábito de pensar simplemente que soy yo quien refleja dentro de mí el mundo exterior y proceso lo que he captado para abrirme camino en la vida. Sólo cuando haya roto este hábito podré empezar a ver a través de los reflejos, a raspar la mancha del espejo, por así decirlo, para que se convierta en una ventana a las cosas de la vida tal como son, sin que quede en el cristal más que un pálido reflejo de mí mismo. Todo lo que se ve a través del espejo, incluido yo mismo, se convierte en una imagen en la que se ha estampado la realidad. Estoy convencido de que esto es lo más cerca que podemos estar de una base para pensar razonablemente y actuar tan fielmente a la vida como podamos".