Ilegalidad útil: Los beneficios de saltarse las normas en las organizaciones

Título original:

Useful Illegality: The Benefits of Breaking the Rules in Organizations

Contenido del libro:

Las organizaciones se enfrentan a un dilema. Por un lado, tienen que garantizar la eficacia de su política oficial, pero, por otro, cuentan con que sus miembros se desvíen con frecuencia de las normas e ignoren las instrucciones por el bien de la organización. Esto se debe a que las normas formales suelen ser demasiado rígidas para adaptarse a todas las situaciones, por lo que las organizaciones deben estar dispuestas a tolerar la desviación, siempre y cuando no ponga fundamentalmente en entredicho la existencia del orden formal.

En la investigación organizativa, la desviación de las normas que es funcional para una organización se conoce como ilegalidad útil. El concepto se refiere no sólo a los comportamientos que infringen las leyes estatales, sino también a los que violan las expectativas formales de una organización, es decir, las leyes de la organización. Hacer caso omiso de las leyes de seguridad laboral, sobrepasar los periodos de descanso obligatorios para los conductores de camiones o sobornar a los clientes para conseguir un contrato pueden considerarse casos de ilegalidad útil, al igual que ignorar los canales oficiales o desobedecer las directrices de los procedimientos internos, incidentes que violan las expectativas formales de una organización pero no infringen las leyes estatales.

A pesar de la indignación que suele generar el incumplimiento de las normas y las infracciones legales, se reconoce ampliamente que la desviación de las normas es funcional en las organizaciones. No en vano se considera que "trabajar para gobernar" es la forma más eficaz de acción industrial para paralizar una organización. Cuando todas las normas e instrucciones se siguen al pie de la letra, incluso una organización bien planificada se paraliza. La organización se rompe por la rigidez de sus estructuras formales y se hunde por su manía de orden y ordenanzas, su frenesí regulador y su fetichismo de las normas. Pero esta idea se olvida rápidamente cuando estalla un escándalo mediático en torno a una organización que ha infringido una norma o una ley.