Similitudes dispares: Objetos devocionales en la Europa medieval tardía

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Título original:

Dissimilar Similitudes: Devotional Objects in Late Medieval Europe

Contenido del libro:

De un aclamado historiador, un relato fascinante de cómo los cristianos europeos medievales concebían la naturaleza paradójica de los objetos sagrados.

Entre los siglos XII y XVI, los cristianos europeos utilizaron en el culto una plétora de objetos, no sólo libros de oraciones, estatuas y pinturas, sino también trozos de materiales naturales, como piedras y tierra, considerados portadores de santidad, muñecas que representaban a Jesús y María, e incluso trozos de pan y vino consagrados que se creía que eran carne y sangre milagrosamente conservados. Tanto los teólogos como los fieles de a pie explicaban, utilizaban, justificaban y advertían contra algunos de estos objetos, que podían conllevar tanto acusaciones antisemitas como la gloriosa promesa del cielo. Su proliferación y la reacción contra ellos constituyen un trasfondo crucial de los movimientos europeos que hoy conocemos como "reformas" (tanto protestantes como católicas).

En un conjunto de ensayos independientes pero interrelacionados, Caroline Bynum examina algunos ejemplos de tales objetos sagrados, entre ellos las camas para el niño Jesús, los tocados de las monjas medievales y las huellas de Cristo que los peregrinos llevaban a casa desde Tierra Santa en patrones cortados a su forma o su medida en trozos de cuerda. Basándose en su bien recibido trabajo sobre la historia de la materialidad y yendo más allá, Bynum presenta dos argumentos, uno sustantivo y otro metodológico. En primer lugar, demuestra que los propios objetos comunican una paradoja de similitud disímil, es decir, que en sus propios detalles son a la vez imagen de la gloria del cielo y dejan claro que ese cielo está más allá de cualquier representación en las cosas terrenales. En segundo lugar, utiliza el tema de la semejanza y la desemejanza para cuestionar las prácticas actuales de la historia comparada. Sugiriendo que los estudiantes contemporáneos de religión, arte y cultura eviten comparar cosas que simplemente "se parecen", propone que los humanistas se dediquen a comparar entre culturas los objetos dispares y quizá visualmente disímiles en los que los fieles y los teóricos sitúan al "otro" que da a su religión un poder duradero.