Puntuación:
El libro ofrece una profunda exploración de una figura espiritual menos conocida, Ruysbroeck, a través de las ideas de Evelyn Underhill. Aunque muchos lectores aprecian su estilo literario y su contenido intemporal, algunos han tenido problemas con errores de OCR en la edición Kindle.
Ventajas:Los escritos de Evelyn Underhill son perspicaces y amenos, sobre todo en lo que respecta a las enseñanzas místicas de Ruysbroeck. Los lectores consideraron valiosos su análisis y las notas de los capítulos, y señalaron que el contenido es intemporal y enriquece su comprensión de la espiritualidad.
Desventajas:La edición Kindle adolece de numerosos errores de OCR, lo que provoca frustración entre los lectores. Estos errores dificultan la lectura y comprensión de algunas partes del texto, lo que resta valor a la experiencia global.
(basado en 4 opiniones de lectores)
Evelyn Underhill fue una de las más grandes escritoras espirituales del siglo XX. Para ella, el verdadero misticismo es, ante todo, activo y práctico, un proceso vital orgánico en el que participa todo el ser, y no una mera aprehensión intelectual. Jan van Ruysbroeck es considerado el más grande de todos los místicos católicos medievales. Por lo tanto, Evelyn Underhill presta un verdadero servicio a los amantes no sólo de la mística católica, sino también de la mística en general, con su monografía, que aborda más satisfactoriamente que cualquier otra obra existente en inglés la vida y las enseñanzas de una de las mentes más espirituales de la cristiandad. Su libro no es simplemente un resumen minucioso de las generalidades más patentes del tema, sino más bien una penetración profundamente comprensiva en la mente de Ruysbroeck, y eso, además, con una perspicacia nada común.
Esta edición contiene una nota bibliográfica y notas completas a pie de página.
Extracto:"En la historia de las aventuras espirituales del hombre, encontramos a intervalos ciertos grandes místicos, que parecen recoger y fundir en el crisol del corazón las diversas tendencias de quienes les han precedido y, añadiendo a estos elementos el tinte de su propia y rica experiencia, nos dan una visión intensamente personal, aunque universal, de Dios y del hombre. Son espíritus constructivos, cuyas creaciones en la esfera espiritual resumen y representan el mejor logro de toda una época; como en otras esferas pueden hacerlo el gran artista, el músico o el poeta, siempre hijos de la tradición tanto como de la inspiración.
Juan Ruysbroeck es uno de esos místicos. Su carrera, que abarca la mayor parte del siglo XIV -esa edad de oro del misticismo cristiano- parece exhibir dentro del círculo de una sola personalidad, y llevar a un término más alto que nunca, todos los mejores logros de la Edad Media en el reino de la Vida Eterna. Enraizado firmemente en la historia, fiel a las enseñanzas de los grandes místicos católicos de los tiempos primitivos y medievales, Ruysbroeck no se limita a transmitir, sino que transfigura sus principios: haciendo de la sal, el azufre y el mercurio de su visión, razón y amor, una joya nueva y viva -o, en sus propias palabras, una "piedra centelleante"- que refleja el resplandor real de la Luz Increada. Absorbiendo del rico suelo de la Edad Media todo el alimento intelectual que necesita, dependiente también, como lo es toda grandeza real, del entorno humano en el que crece -esa misteriosa interacción e interpenetración de personalidades sin la cual la conciencia humana nunca puede desarrollar sus plenos poderes-, se eleva desde las circunstancias sociales e intelectuales que lo condicionaron: un individuo vivo, en crecimiento, único y creativo, aunque verdaderamente parte de la tierra de la que brota".
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)