Me encanta aprender; odio la escuela: Una antropología de la universidad

Opiniones de los lectores

El libro «I Love Learning; I Hate School» de Susan Blum presenta un análisis crítico del sistema educativo estadounidense, explorando la desconexión entre las instituciones educativas y las necesidades de los estudiantes. Combina observaciones personales con investigaciones académicas para abordar los retos a los que se enfrenta la enseñanza superior, abogando por un cambio que haga el aprendizaje más pertinente y atractivo.

El libro está bien escrito, es perspicaz y de fácil lectura. Ofrece una perspectiva convincente que resuena entre muchos estudiantes y profesionales de la educación. Los críticos lo alabaron por sus honestas observaciones sobre el sistema educativo y su estímulo para introducir los cambios necesarios en las metodologías de enseñanza.

En algunas reseñas se critica el libro por ser demasiado anecdótico y personal, carente de ideas concretas en comparación con otras obras educativas. También se señaló que no ofrece una hoja de ruta directa para el cambio, y que el enfoque puede parecer algo disperso o amplio.

(basado en 10 opiniones de lectores)

Título original:

I Love Learning; I Hate School: An Anthropology of College

Contenido del libro:

Frustrada por el rendimiento de sus alumnos, sus relaciones con ellos y los problemas de su propia hija en la escuela, Susan D. Blum, profesora de antropología, se propuso entender por qué sus alumnos encontraban su experiencia educativa en una institución de primer nivel tan profundamente difícil e insatisfactoria.

A través de su investigación y en conversaciones con sus alumnos, descubrió un preocupante desajuste entre los objetivos de la universidad y las necesidades de los estudiantes. En I Love Learning. I Hate School, Blum cuenta dos historias entrelazadas pero inseparables: los resultados de su investigación sobre cómo aprenden los estudiantes en contraste con la forma en que funciona la educación convencional, y la narración personal de cómo ella misma se vio transformada por esta comprensión.

Blum llega a la conclusión de que las formas dominantes de educación superior no se corresponden con las innumerables formas de aprendizaje que ayudan a los estudiantes -a las personas en general- a dominar habilidades y conocimientos significativos y valiosos. Los estudiantes son capaces de aprender muchísimo, pero la forma en que está estructurada la enseñanza superior a menudo les lleva a no aprender.

Y lo que es más, les provoca efectos nocivos. En esta crítica de la enseñanza superior, impregnada de conocimientos antropológicos, Blum explica por qué tantas cosas van mal y ofrece sugerencias para que el aprendizaje en las aulas se ajuste más a las formas adecuadas de compromiso.

Cuestiona nuestro sistema educativo y aboga por reintegrar el aprendizaje en la vida.