Puntuación:
El libro «Homo Ludens», de Johan Huizinga, se considera una exploración significativa y perspicaz del concepto de juego en relación con la cultura, la civilización y el comportamiento humano. Mientras que muchos críticos aprecian su profundidad y enfoque académico, algunos lo encuentran difícil debido a su complejidad y lenguaje pesado.
Ventajas:⬤ Gran estado y lectura amena.
⬤ Exploración minuciosa del juego desde varias perspectivas académicas.
⬤ Perspicaz y humorístico, con vocabulario de gran calidad.
⬤ Destaca la importancia del juego en la cultura y la civilización.
⬤ Inspirador para los interesados en el tema; considerado un clásico.
⬤ Gran relevancia para los debates contemporáneos sobre el juego y la cultura.
⬤ Lenguaje pesado y complejo que puede requerir conocimientos previos de varios idiomas.
⬤ No es una lectura ligera, lo que puede disuadir a los lectores ocasionales.
⬤ Para algunos, la traducción es deficiente, lo que afecta a la experiencia de lectura.
⬤ Puede que no cumpla las expectativas específicas sobre el juego espontáneo frente a los juegos estructurados.
⬤ Algunos lo consideran anticuado, pero sigue siendo esencial.
(basado en 63 opiniones de lectores)
Homo Ludens: A Study of the Play-Element in Culture
En Homo Ludens, la clásica evaluación del juego que se ha convertido en lectura obligada para los diseñadores de juegos, el filósofo holandés Johan Huizinga define el juego como la actividad central de las sociedades florecientes. Al igual que la civilización, el juego requiere estructura y participantes dispuestos a crear dentro de unos límites.
Empezando por Platón, Huizinga traza la contribución del Homo Ludens, o "Hombre jugador", a través de la Edad Media, el Renacimiento y nuestra civilización moderna. Huizinga define el juego sobre un rico trasfondo teórico, utilizando ejemplos transculturales de las humanidades, los negocios y la política. Homo Ludens define el juego para las generaciones venideras.
Una época más feliz que la nuestra se atrevió a llamar a nuestra especie Homo Sapiens. Con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta de que, después de todo, no somos tan razonables como nos creía el siglo XVIII, con su culto a la razón y su optimismo ingenuo; de ahí que la moda moderada se incline por designar a nuestra especie como Homo Faber, el Hombre Hacedor.
Pero aunque faber no sea tan dudoso como sapiens, como nombre específico del ser humano es aún menos apropiado, ya que muchos animales también son hacedores. Hay una tercera función, sin embargo, aplicable tanto a la vida humana como a la animal, e igual de importante que razonar y fabricar: jugar.
Me parece que junto al Homo Faber, y quizá al mismo nivel que el Homo Sapiens, el Homo Ludens, el Hombre Jugador, merece un lugar en nuestra nomenclatura. --Del prólogo de Johan Huizinga.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)