El templo en el centro del tiempo: descifrado el códice bíblico de Newton y el año 2012

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Título original:

Temple at the Center of Time: Newton's Bible Codex Deciphered and the Year 2012

Contenido del libro:

Muchos grandes filósofos y científicos que participaron en la quot;revolución científicaquot; mantuvieron la creencia de que los antiguos poseían conocimientos científicos inusuales, de los que hoy sólo quedan fragmentos. Aunque las investigaciones de estos hombres condujeron a grandes descubrimientos, muchos estaban convencidos de que sólo estaban arañando la superficie de un inmenso pero perdido conocimiento prisca sapientia reflejado de algún modo en la arquitectura y los restos de las civilizaciones antiguas.

En quot;Templo en el Centro del Tiempo: Investigaciones de la Dimensión Sagrada, Revelada en la Profecía, el Templo de Jerusalén, y el Arca de la Alianza, de las obras de Isaac Newtonquot;, David Flynn descubre lo que seguramente será anunciado como uno de los mayores descubrimientos de todos los tiempos. Muchos libros han investigado si Newton creía que existía un conocimiento original puro. Algunos llegan a la conclusión de que, en efecto, lo buscó, pero ahí se queda su investigación.

Unos pocos han escrito que Newton realmente descubrió algo e intentan encajar sus investigaciones existentes en una prisca sapientia de su propio diseño, afirmando que sus creencias encajan en los ámbitos modernos de la filosofía o las religiones orientales, pero estas especulaciones no se sostienen en el conjunto de su obra. Aunque Newton había resuelto los enigmas del espacio, el tiempo, la gravedad y la luz, y había inventado las matemáticas para predecir el movimiento de los objetos, ésta no era la prisca sapientia.

Desde los tiempos de Newton, nadie había revelado la verdadera forma y naturaleza del conocimiento original, ni de dónde procedía, hasta ahora. Por primera vez en la historia, quot;El Templo en el Centro del Tiempoquot; descubre lo que Newton buscaba y, al hacerlo, demuestra que los acontecimientos cruciales de la historia están incuestionablemente conectados en el tiempo y el espacio con Jerusalén.

Newton no lo sabía. La clave estaba justo delante de él.