El objetivo esencial del autor es garantizar que las personas sean capaces de ejercer un juicio sólido a lo largo de toda su vida, gracias a una auténtica educación de la mente, a ser posible desde la infancia, y, en consecuencia, que puedan tomar decisiones eficaces.
Esto es especialmente importante si se quiere preservar la democracia mediante la competencia de una ciudadanía lúcida y responsable. Pero es a través de una historia a la vez realista y maravillosa, secuela directa de Pixie, como Lipman nos sumerge en los temas de mayor actualidad: la educación adecuada a la acción, las relaciones positivas con la naturaleza y los animales, la solidaridad ante la evidencia, el reconocimiento del otro, el diálogo entre generaciones, el fomento de la imaginación y la creatividad, etcétera.
Nuestro futuro humano depende de ello. Tenemos que trabajar duro en ello, porque la educación moral bien hecha es cualquier cosa menos fácil.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)