Ningún otro descubrimiento ha suscitado tanta sorpresa, admiración y emoción universales como el de los astronautas. En Europa no hubo más que un grito de entusiasmo por los intrépidos navegantes que fueron los primeros en atreverse a lanzarse al vasto campo del aire.
En efecto, nunca el orgullo humano se había encontrado con un triunfo que pareciera más estrepitoso. Se decía que el hombre acababa de conquistar la atmósfera.
Estas llanuras infinitas, cuya extensión el ojo es incapaz de penetrar, se habían convertido ahora en su dominio; podía recorrer su nuevo imperio a voluntad, reinaba como amo sobre estas regiones inexploradas. Así, el mundo ya no tenía barreras, el espacio ya no tenía abismos que su genio no pudiera franquear...
© Book1 Group - todos los derechos reservados.
El contenido de este sitio no se puede copiar o usar, ni en parte ni en su totalidad, sin el permiso escrito del propietario.
Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)