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El libro «The Republic for Which It Stands» ofrece una visión exhaustiva del periodo comprendido entre 1865 y 1896 en la historia de Estados Unidos, abarcando temas importantes como la reconstrucción, la industrialización, las relaciones raciales y los cambios económicos. Ha sido aclamado por la profundidad de su investigación y sus perspicaces conexiones con temas de actualidad, aunque algunos lectores lo han considerado denso y extenso, con un sesgo político que desvirtúa la narración. Aunque apreciado por sus méritos académicos, las críticas incluyen su abrumadora extensión y una tendencia a centrarse más en las ideas que en los acontecimientos históricos significativos.
Ventajas:⬤ Cobertura en profundidad de un periodo histórico a menudo pasado por alto.
⬤ Temáticamente rico, conecta acontecimientos pasados con cuestiones contemporáneas.
⬤ Una redacción de calidad, atractiva e informativa.
⬤ Bien documentado y con abundantes detalles históricos.
⬤ Información valiosa sobre el panorama sociopolítico de la América posterior a la Guerra Civil.
⬤ Extremadamente largo, con más de 900 páginas, lo que hace que su lectura requiera mucho tiempo.
⬤ Algunos lectores opinan que carece de una narrativa coherente y se centra demasiado en las ideas más que en los acontecimientos clave.
⬤ Se percibe un sesgo político que puede frustrar a los lectores que buscan un relato histórico más neutral.
⬤ Carece de una organización adecuada y de ayudas a la navegación, como los títulos de los subcapítulos.
⬤ Las versiones digital e impresa no coinciden en cuanto a notas a pie de página y números de página.
(basado en 166 opiniones de lectores)
The Republic for Which It Stands: The United States During Reconstruction and the Gilded Age, 1865-1896
The Oxford History of the United States es la historia en varios volúmenes más respetada de la nación estadounidense. En el volumen más reciente de la serie, The Republic for Which It Stands, el aclamado historiador Richard White ofrece una interpretación fresca e integrada de la Reconstrucción y la Edad Dorada como semillero de la América moderna.
Al final de la Guerra Civil, los líderes y ciudadanos del victorioso Norte imaginaron el futuro del país como una república de trabajo libre, con una ciudadanía homogénea, tanto blanca como negra. El Sur y el Oeste debían reconstruirse a imagen del Norte. Treinta años después, los estadounidenses ocupaban un mundo inimaginado. La unidad que supuestamente había asegurado la Guerra Civil había resultado efímera. El país era más grande, más rico y más extenso, pero también más diverso. La esperanza de vida era más corta y el bienestar físico había disminuido debido a las enfermedades y a las peligrosas condiciones de trabajo. Los productores independientes se habían convertido en asalariados. El país era católico y judío, además de protestante, y cada vez más urbano e industrial. Las peligrosas clases de los muy ricos y los pobres se expandían, y profundas diferencias -étnicas, raciales, religiosas, económicas y políticas- dividían a la sociedad. La corrupción que dio nombre a la Edad Dorada era generalizada.
Estos retos también conllevaron enérgicos esfuerzos para garantizar las reformas económicas, morales y culturales. El cambio real -tecnológico, cultural y político- proliferó desde abajo más que emerger del liderazgo político. Los estadounidenses, extrayendo sus propias tradiciones y tomando ideas prestadas, generaron posibilidades creativas para superar las crisis que amenazaban a su país.
En una obra tan dramática y colorista como la época que cubre, White narra los conflictos y paradojas de estas décadas de cambios desorientadores y creciente agitación, de las que surgió una nación moderna cuyas características resuenan hasta nuestros días.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)