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El libro «La quietud del bosque viviente», de John Harvey, invita a los lectores a reflexionar y conectar con la naturaleza a través de observaciones semanales. Los lectores aprecian la calidad meditativa de la escritura, las detalladas descripciones del mundo natural y la facilidad de lectura en breves entregas. Sin embargo, algunos encuentran el libro algo ligero, lo que provoca sensación de aburrimiento.
Ventajas:⬤ Fomenta un enfoque meditativo de la naturaleza, promoviendo la atención plena y la quietud.
⬤ Ofrece observaciones perspicaces sobre el mundo natural, mejorando la apreciación de la naturaleza.
⬤ El estilo de escritura es atractivo y descriptivo, dando vida a la experiencia del bosque.
⬤ Desglosa las lecturas en secciones manejables que pueden disfrutarse lentamente.
⬤ Proporciona un modelo excelente para que los lectores emulen sus propias experiencias en la naturaleza.
⬤ Algunos lectores encuentran el libro ligero, lo que provoca sensación de aburrimiento.
⬤ El concepto de sentarse en un mismo lugar durante largos periodos puede no gustar a todo el mundo.
⬤ Algunas reseñas indican que el contenido puede parecer repetitivo a pesar de las variadas observaciones.
(basado en 9 opiniones de lectores)
The Stillness of the Living Forest: A Year of Listening and Learning
Comenzó con el compromiso personal de sentarse una hora a la semana durante un año entero en el mismo lugar del bosque. La intención de John Harvey era volver a conectar con la naturaleza y observar el flujo de la vida natural a través de las cuatro estaciones.
A medida que Harvey se asentaba en su rutina semanal de visitar su «lugar para sentarse» e involucrar plenamente sus sentidos, empezaron a surgir experiencias enriquecedoras e iluminadoras. Sus encuentros con la naturaleza incluían ver y escuchar a una plétora de pájaros, desde pequeños chochines a grandes halcones, desde currucas de dulce canto a ruidosos pájaros carpinteros; disfrutar de la vista de plantas de temporada como violetas silvestres, lirios de trucha y coles zorrillo; sentarse al aire libre durante fenómenos meteorológicos que iban desde el glorioso y cálido sol del verano a un clíper de Alberta en invierno; y avistar ocasionalmente ciervos e incluso un oso negro. En todos los casos, Harvey trataba de observar, escuchar, apreciar y aprender.
Y aprendió, sobre las aves, los animales, las plantas y los árboles que le rodeaban y le intrigaban. Pero sus extraordinarios encuentros con la naturaleza también le facilitaron el autodescubrimiento, fomentaron su perspicacia y alimentaron su empatía e intuición.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)