Puntuación:
El empapelado amarillo, de Charlotte Perkins Gilman, es un relato breve pero impactante que ahonda en temas de salud mental, en particular la depresión posparto, y critica el trato que recibían las mujeres en el siglo XIX. La narración sigue el descenso a la locura de una mujer confinada por su marido médico en una habitación con un inquietante papel pintado amarillo, que refleja tanto su confusión psicológica como las opresivas normas sociales de su época.
Ventajas:La historia ha sido elogiada por sus temas que invitan a la reflexión, su bella e inquietante prosa y su eficaz descripción de la enfermedad mental desde la perspectiva de una mujer. Los lectores la consideraron atractiva, escalofriante y un comentario significativo sobre los derechos de la mujer y los problemas de salud mental. El énfasis de la narración en la vida interior de la protagonista y su lucha contra la opresión social y matrimonial resonó en muchos lectores, convirtiéndola en una obra literaria feminista digna de mención.
Desventajas:Algunos lectores consideraron que el impacto emocional era exagerado y que la historia no estaba a la altura de su reputación de significativamente perturbadora. Otros señalaron que la edición que leyeron carecía de material complementario, lo que la hacía menos atractiva para los coleccionistas. También hubo críticas al ritmo y la estructura, así como frustraciones con las acciones de los personajes, en particular la actitud condescendiente del marido.
(basado en 824 opiniones de lectores)
The Yellow Wallpaper
El Papel Pintado Amarillo de Charlotte Gilman. Hay cosas en ese empapelado que nadie conoce salvo yo, ni conocerá jamás.
El empapelado amarillo muestra las actitudes del siglo XIX hacia la salud física y mental de la mujer. La historia es una colección de anotaciones escritas por una mujer cuyo marido la ha encerrado en la habitación de arriba de una casa que ha alquilado para el verano. Es una habitación grande y ventilada, casi todo el piso, con ventanas que dan a todas partes, y aire y sol en abundancia.
Creo que primero fue una guardería y luego una sala de juegos y un gimnasio, porque las ventanas tienen barrotes para los niños pequeños y hay anillas y cosas en las paredes.
La pintura y el papel parecen de un colegio de niños. Está arrancado, el papel, en grandes manchas alrededor de la cabecera de mi cama, hasta donde puedo llegar, y en un gran lugar al otro lado de la habitación, muy abajo.
No he visto un papel peor en mi vida. Uno de esos diseños extravagantes que cometen todos los pecados artísticos. Es lo bastante aburrido como para confundir al ojo al seguirlo, lo bastante pronunciado como para irritar constantemente y provocar el estudio, y cuando sigues las curvas inseguras y cojas durante una pequeña distancia, de repente se suicidan: se precipitan en ángulos escandalosos, se destruyen a sí mismas en contradicciones inauditas.
El color es repelente, casi repugnante; un amarillo sucio y humeante, extrañamente descolorido por la lenta luz del sol. En algunos lugares es de un naranja apagado pero chillón, y en otros, de un enfermizo tono azufre. No me extraña que los niños lo odiaran.
Yo mismo lo odiaría si tuviera que vivir mucho tiempo en esta habitación.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)