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Toe the Mark
Los programas de atletismo en Chico en la década de 1970 eran similares a los de otros lugares. El famoso entrenador de la Universidad de Oregón, Bill Bowerman, había introducido el deporte del footing.
El estadounidense Frank Shorter fue el ganador del maratón en los Juegos Olímpicos de 1972 y Steve Prefontaine, que corría para Oregón, atrajo a miles de aficionados para verle correr. A 384 millas al sur de Eugene, Oregón, se encontraba Chico, una pequeña ciudad rural del norte de California. En aquellos emocionantes tiempos, un entrenador de instituto reunió a los mejores equipos de campo a través y desarrolló la mejor colección de corredores de fondo que la ciudad había visto, entonces o desde entonces.
Entre los atletas masculinos y femeninos se encontraban los "Ángeles de Charlie", siete chicas de instituto que, en 1977, la revista Harrier clasificó como segundas del país. Cinco años antes, un corredor de élite de la universidad local había hecho vibrar a la comunidad con su intento de romper la barrera mágica de los cuatro minutos.
Mientras tanto, dos aguerridos maratonianos (antiguos boxeadores universitarios) lideraban el contingente de carreras en carretera de la ciudad. Mientras lo hacían, cumplían la norma de clasificación para las pruebas olímpicas para la carrera de 26,2 millas. 2 millas.
Este libro transporta a los lectores a una época de inocencia y excelencia para correr tras los pasos de los atletas de entonces. Ciento catorce fotografías añaden valor a esta obra.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)