Automata
En 1737, el inventor francés Jacques de Vaucanson (1709-1782) construyó un autómata de tamaño natural llamado Flautista, que le consagró como pionero en este campo. Le siguieron rápidamente el Tocador de Pandereta y el Pato Digestor.
Los esfuerzos de Vaucanson en materia de automatización industrial han caído en el olvido, pero los ingeniosos juguetes que construyó para publicitar sus habilidades se han convertido en legendarios. Su historia inspiró a escritores de ficción especulativa fascinados por la idea de autómatas humanoides. La idea de máquinas que imitaran con éxito la forma humana, y quizá las emociones humanas.
En la época en que se escribieron la mayoría de los 14 relatos incluidos en esta antología, a finales del siglo XIX, el legado de Vaucanson era evidente en todas partes, con la producción en masa de pequeños autómatas de relojería. Pero los autores franceses que produjeron historias de autómatas invariablemente hacían referencia a Vaucanson en sus vuelos de fantasía.
Ahora vivimos en un mundo en el que la maquinaria sofisticada ha transformado el quehacer industrial, y los robots dotados de inteligencia artificial están alcanzando una notable sofisticación. Sin embargo, eso no significa que las nociones desarrolladas y extrapoladas en estas obras de ficción pioneras se hayan vuelto redundantes. Son historias contadas por videntes adelantados a su tiempo, a los que el mundo moderno da todo el derecho a decir "te lo dije", y que plantearon un sinfín de preguntas que requieren respuestas mucho más urgentes ahora que cuando fueron escritas.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)