Puntuación:
El libro «V1 Flying Bomb Aces» ofrece un relato histórico centrado en los esfuerzos de los pilotos aliados por interceptar y destruir las bombas volantes V1 durante la Segunda Guerra Mundial. Está bien ilustrado e incluye anécdotas personales de los pilotos y relatos objetivos de sus misiones.
Ventajas:Los lectores aprecian el libro por su perspectiva histórica, sus interesantes reflexiones sobre la historia de la aviación y los relatos detallados de los esfuerzos de cada piloto. También destacan positivamente su atractivo estilo de redacción, la variedad de aeronaves tratadas y su atractivo visual con numerosas ilustraciones. Muchas reseñas lo recomiendan a los interesados en historias bélicas concretas.
Desventajas:Algunos lectores señalan que el libro es más un recuento de las anotaciones del diario de a bordo que una narración histórica profunda. Se comenta la falta de elementos dramáticos y que el ritmo puede ser lento debido a la presentación objetiva.
(basado en 15 opiniones de lectores)
V1 Flying Bomb Aces
Poco después del desembarco aliado en Francia, los alemanes lanzaron contra Londres la primera de sus llamadas "armas de venganza", la bomba volante V1. Lanzadas desde emplazamientos especialmente construidos en el norte de Francia, estas rápidas y pequeñas aeronaves sin piloto y propulsadas por un chorro de impulsos apuntaban a Londres con la intención de destruir la moral de la población civil para obligar al gobierno británico a negociar la paz.
Esta nueva y peligrosa amenaza provocó una respuesta inmediata, y la Defensa Aérea de Gran Bretaña (como se había rebautizado temporalmente al Mando de Caza) estableció capas de defensa que incluían una línea de cañones y un bombardeo con globos. El elemento principal, sin embargo, eran las patrullas permanentes de las primeras alas de cazas de las más altas prestaciones disponibles: el nuevo Tempest V y el Spitfire XIV propulsado por Griffon. También se asignaron otros tipos, sobre todo el ala polaca de Mustang, mientras que la defensa nocturna se dejó en manos de varios escuadrones Mosquito especializados.
Aunque sin piloto, el V1 no era un enemigo fácil gracias a su velocidad, su potente ojiva y su imprevisibilidad. Se requería un alto grado de destreza de pilotaje y valor para derribar uno, ya que si el piloto disparaba a una distancia demasiado corta, la ojiva del misil podía explotar, con resultados catastróficos para el caza que lo perseguía.
A lo largo del verano de 1944 se dispararon cientos de V1, dando a los pilotos muchas oportunidades de conseguir cinco o más éxitos para convertirse en un as de la V1. Muchos ases ya consagrados también se reivindicaron contra esta nueva arma.
En total, 154 pilotos se convirtieron en ases de la V1, 25 de los cuales también lo fueron contra aviones tripulados. Además, otros 35 ases de la RAF y nueve de la USAAF también hicieron algunos reclamos contra V1.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)