Una tormenta de imágenes: Iconoclasia y reforma religiosa en el mundo bizantino

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Título original:

A Storm of Images: Iconoclasm and Religious Reformation in the Byzantine World

Contenido del libro:

En el siglo VIII, el Imperio Bizantino inició una campaña para eliminar o suprimir las imágenes sagradas que representaban a Cristo, la Virgen u otras figuras sagradas, ya fuera en pintura, mosaicos, murales u otros medios. En algunos casos, la campaña se extendió a la rotura o destrucción de imágenes, en lo que se conoció como iconoclasia. En los años siguientes, el celo de los emperadores se extendió a otros actos que prefiguraban el movimiento de Reforma que barrería Europa occidental en el siglo XVI. Al igual que esa Reforma posterior, la iconoclasia marcó una auténtica revolución en la sensibilidad religiosa, con todo lo que ello implicaba para la teología, la cultura y las percepciones visuales de la santidad. Fue un momento crucial en la definición del cristianismo y su relación con la creación material. También fue una época de encuentros críticos con las otras religiones abrahámicas, el judaísmo y el islam.

Con Una tormenta de imágenes, Philip Jenkins ofrece un relato convincente de la saga de cómo el movimiento iconoclasta detonó una feroz controversia dentro de la Iglesia y la sociedad secular, cuando los partidarios de los iconos desafiaron a los rompedores de imágenes. Siguieron décadas de luchas internas, marcadas por rebeliones y guerras civiles, purgas y persecuciones, conspiraciones y golpes de estado. Una vez triunfante su causa, los partidarios de la imagen hicieron del culto a los iconos un elemento cada vez más central de la fe del cristianismo ortodoxo. La iconoclasia marcó un antes y un después en la historia de la Antigüedad tardía y la Alta Edad Media, y contribuyó a los intentos occidentales de establecer nuevos imperios.

Las cuestiones planteadas durante estas luchas son aún más relevantes en una época en la que la controversia arrecia sobre las representaciones públicas de la historia y la retirada de estatuas, monumentos y nombres asociados a figuras odiadas. Como en aquellos tiempos, los debates sobre las imágenes sirven de vehículo para auténticas revoluciones culturales.