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A Journey to Point Omega: Autobiography from 1964
Este volumen, cuya versión original se publicó en 1988, pone fin a los escritos autobiográficos de un filósofo cristiano moderno que vivió las dos guerras mundiales y la agitación eclesiástica en la Iglesia católica en el contexto del Concilio Vaticano II. Lo que caracteriza a este filósofo a lo largo de su vida -con todas sus incertidumbres sociales y políticas- es su constante dedicación a la verdad y su manifiesta integridad inquebrantable.
Temas que el lector de sus obras anteriores conoce bien se repiten en este volumen. El dedicado filósofo católico, que prefería su independencia como formador de profesores al papel, menos independiente, de profesor en una universidad católica, estaba bastante dispuesto a criticar la evolución de la Iglesia a raíz del Concilio Vaticano II. En su defensa de lo sagrado, que consideraba amenazado por las tendencias popularizadoras de la Iglesia, criticó lo que él veía como el lenguaje diluido de las modernas traducciones alemanas de los textos litúrgicos de la Iglesia; la creciente preferencia por el atuendo secular; y los avances comprometedores que vieron cómo los signos sacramentales -en torno al bautismo, por ejemplo- se reducían hasta tal punto que ya no tenían el poder de significar su significado sagrado ni siquiera para una congregación bienintencionada.
Gran amante de la filosofía de Platón, Agustín y Aquino -entre muchos otros-, Pieper subrayó la necesidad de vivir una vida de verdad. No consideraba la verdad como algo meramente abstracto, sino como algo que había que vivir existencialmente. Aunque podía explicar su filosofía en términos racionales claros, algo que le destacaba especialmente en sus conferencias de posguerra a estudiantes ávidos de orientación y liderazgo intelectual, el gran interés de su filosofía era, posiblemente, su preocupación por el misterio, aquello que incide en nuestra vida interior pero frustra todos nuestros intentos de dar cuenta de ello en términos puramente racionales.
Como filósofo -podría decirse que filósofo cristiano- Pieper parece haber observado los límites tradicionales trazados entre filosofía y teología. Su generación estuvo expuesta a los debates modernistas en la Iglesia. Se habría considerado herético afirmar que lo divino podía ser captado por nuestros procesos de pensamiento puramente humanos, ya que el acceso a lo divino sólo era posible a través de la fe y la gracia. Pieper no era un hereje. Pero tampoco era del todo conservador. De hecho, su filosofía, estrechamente vinculada al existencialismo -a pesar de su cuidado, por ejemplo, por distanciarse del existencialismo negativo de Sartre-, se centraba en la captación existencial interior del individuo de la realidad más profunda. La verdad se encuentra en nuestro interior, aunque siga siendo un misterio. Lo que hay más allá de la muerte es, para el individuo, el misterio último.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)