Puntuación:
El libro ofrece una exploración concisa de la idea cristiana del hombre y la ética de la virtud, utilizando de forma destacada la obra de Santo Tomás de Aquino como fundamento. Anima a los lectores a reflexionar sobre cuestiones fundamentales acerca de la identidad y el propósito en un mundo moderno confuso. El texto se describe como accesible, sugerente y beneficioso para un amplio público, incluidos estudiantes y jóvenes adultos.
Ventajas:El libro es elogiado por su claridad, brevedad y accesibilidad. Presenta una introducción bien estructurada a las virtudes cardinales y al concepto cristiano del hombre, lo que lo hace atractivo para lectores de todas las edades. Muchos críticos señalan su potencial para estimular el pensamiento crítico sobre la vida y su finalidad, y se recomienda compartirlo con familiares y amigos.
Desventajas:Algunos lectores pueden encontrar desafiante la necesidad de ir más despacio y contemplar el material, lo que sugiere que podría ser denso para una lectura rápida. No se mencionan críticas negativas significativas, pero la complejidad de algunas ideas podría abrumar al público menos familiarizado.
(basado en 7 opiniones de lectores)
The Christian Idea of Man
En La idea cristiana del hombre, Josef Pieper logra una hazaña extraordinaria. Reconoce que quien introduce el tema de «la virtud» y «las virtudes» puede esperar una sonrisa, de diversos tonos de condescendencia. A continuación, destaca la «prudencia» como la virtud fundamental en la que se basan las demás virtudes cardinales. Al definirla, elimina las connotaciones superficiales que la han degradado en la época moderna. Asimismo, consigue despojarla de todo rastro de «moralismo», que, en gran medida, se ha identificado con la idea cristiana de virtud y la ha hecho caer en el descrédito general.
Para Pieper, la prudencia se basa fundamentalmente en una percepción clara de la realidad -de las cosas tal como son- y la persona prudente es la que actúa de acuerdo con esta percepción. No tiene nada que ver con saber evitar decisiones que puedan perjudicar a uno mismo. Del mismo modo, la justicia, que se basa en la prudencia, implica actuar hacia otras personas de acuerdo con la percepción que uno tiene de la verdad de las circunstancias -de nuevo, una percepción de las cosas «tal como son». No se trata de una referencia a ningún «statu quo», sino a la realidad tal y como la ha constituido el Creador.
Al referirse a la fortaleza de ánimo), Pieper habla de la superación del miedo. Esto no implica no tener miedo sino, precisamente, superarlo. En cuanto al miedo fundamental a la muerte, Pieper rechaza los planteamientos que sostienen que no hay nada que temer en la muerte. Al contrario, hay todo que temer en la muerte: se trata de la cuestión de la posible aniquilación absoluta Aquí Pieper introduce la consideración de las virtudes «teologales» de la fe, la esperanza y el amor caridad). Ante la cuestión de la posible aniquilación, la fe del cristiano es primordial. La creencia en Dios le permite afrontar el peligro y superar incluso el miedo más radical, gracias a la esperanza en Dios.
Su amor a Dios no borra el miedo, pero le infunde valor.
La moderación se considera la última en la jerarquía de las virtudes cardinales. Al manifestarse, en el pensamiento cristiano reciente, con la castidad y la abstinencia, se convirtió en la mente cristiana en la característica más destacada de la idea cristiana del hombre y en la que dominaba todo lo demás. Se ha reducido al estatus de la más privada de las virtudes y se combina con una concepción moralista del bien. El análisis que Pieper hace de la moderación muestra cómo es necesario repensar esta virtud, aunque, aun así, seguirá siendo la última en la jerarquía de las virtudes.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)