Puntuación:
Las memorias «The Life That Gets Us There» de Don Paterson han recibido críticas dispares. Mientras que a algunos lectores les ha parecido un relato entretenido y cercano de la infancia, a otros les ha desanimado su excesivo énfasis en la música y la autocomplacencia. Las partes iniciales del libro son apreciadas por su humor y por las experiencias que relata, pero las secciones posteriores, especialmente las que se centran en la música, no consiguen enganchar a ciertos lectores.
Ventajas:⬤ Anécdotas de la infancia humorísticas y relatables.
⬤ Bellamente escrito con reflexiones poéticas.
⬤ Una narración atractiva que resuena con las experiencias de muchos lectores.
⬤ Algunos pasajes son divertidísimos.
⬤ A muchos les pareció una lectura entretenida y emotiva.
⬤ El énfasis en la música puede alejar a los lectores que no estén interesados en ese tema.
⬤ Algunas partes resultan autoindulgentes y farragosas.
⬤ Ocasionalmente incomprensible si el lector no está familiarizado con la música, especialmente el jazz.
⬤ Algunos lectores lo encontraron tedioso y aburrido, particularmente las últimas secciones.
⬤ El humor autocrítico puede llegar a cansar.
(basado en 16 opiniones de lectores)
Toy Fights - A Boyhood - 'A classic of its kind' William Boyd
Exquisitamente agudo, profundamente humano y brutalmente hilarante, Toy Fights es un futuro clásico de uno de los mejores escritores de su generación.
Es un libro sobre la familia, el dinero y la música, pero también sobre la esquizofrenia, el infierno, los narcisistas, la deuda y la clase trabajadora, la ira, los tacos, las drogas, los libros, el fútbol, el amor, la papiroflexia, la peculiar locura de Dundee, el azúcar, la manía religiosa, los excesos sexuales de la escena escocesa de las bandas de club y, más en general, hasta dónde llegamos para no aburrirnos.
Don Paterson nació en Dundee, Escocia, en 1963. Pasó su infancia en un barrio de viviendas sociales. Cuando no estaba ocupado temiendo sus cumpleaños, esquivando a niños que querían matarle en una partida de Toy Fights, trabajando con su padre, cantante de country y western, metiendo la pata en la Brigada de los Muchachos, obsesionado con Dios, la papiroflexia, The Osmonds, los sellos, el sexo o los cromos de fútbol escocés, estaba desarrollando una adicción al azúcar, suspendiendo sus exámenes, tocando la guitarra, enamorándose, esquivando el empleo y descendiendo hacia la locura. Aunque no llegó a averiguar quién estaba destinado a ser, los primeros veinte años de su vida -antes de arriesgarse, empaquetar su guitarra y subirse a un tren rumbo a Londres- sí moldearon, para bien o para mal, en quién se convertiría.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)