Tourette: The self-under-siege neurodevelopmental and neuropsychiatric motor syndrome
El síndrome de Tourette es un trastorno polifacético que afecta al 0,6%-1% de la población mundial. A lo largo de su vida, los individuos afectados sufren una peor calidad de vida que la población general.
Los rasgos distintivos de la enfermedad son los tics motores y vocales/fonéticos. En la gravedad de los tics influyen los acontecimientos estresantes de la vida, la ansiedad, la fatiga y las comorbilidades conductuales, más comúnmente el trastorno por déficit de atención con hiperactividad y el trastorno obsesivo-compulsivo. Aunque en el siglo XX prevaleció una visión etiológica psicoanalítica, en la actualidad la enfermedad se reconoce como un trastorno motor del neurodesarrollo en la encrucijada entre la neurología, la neuropediatría y la neuropsiquiatría.
Datos recientes de neuroimagen también sugieren un defecto en la maduración cerebral.
La etiología de la enfermedad se explica ahora tanto por factores genéticos como, en menor medida, por influencias ambientales. Aunque no existe cura, hay una serie de tratamientos médicos (incluidos los tratamientos conductuales no médicos) que pueden ser eficaces para reducir los tics o ayudar a controlar las afecciones concurrentes.
Sin embargo, no existe ningún medicamento que sea útil para todas las personas con Tourette, ni ningún medicamento elimina completamente los síntomas. Los tics pueden mejorar como resultado de tratamientos que incluyen terapia conductual, farmacoterapia y neurocirugía funcional (estimulación cerebral profunda, estimulación magnética transcraneal, estimulación electroterápica craneal y estimulación continua theta-burst). Si los síntomas de tic son leves y no causan deterioro, puede no ser necesario el tratamiento.
El tratamiento es necesario cuando los individuos experimentan malestar físico, disfunción funcional y mala interacción interpersonal y salud mental. Aunque el Tourette no es potencialmente mortal, los tics y sus comorbilidades asociadas afectan a la salud física y mental y a sus interacciones sociales. Aunque el pronóstico se ha investigado ampliamente, los indicadores pronósticos tienen importancia clínica para ayudar a informar a los pacientes de los resultados a largo plazo de su trastorno y orientar su seguimiento y tratamiento.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)