Sunderland en guerra 1939-45

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Título original:

Sunderland at War 1939-45

Contenido del libro:

Sunderland era un centro clave de construcción y reparación naval con una larga historia de suministro de buques para la Marina Mercante Británica. Además de su industria naval, la ciudad poseía otras industrias importantes como la fabricación de pinturas y amplias industrias relacionadas con la construcción naval y la minería del carbón. La ciudad portuaria, a orillas del estratégicamente importante río Wear, era también un centro principal, junto con su vecino del norte, el río Tyne, para las exportaciones de carbón, ya que gran parte del carbón producido en la enorme cuenca carbonífera de Durham se enviaba al sur a través del Wear. Todo esto hizo que la ciudad se encontrara en primera línea del frente de guerra y la convirtió en uno de los principales objetivos de la Luftwaffe.

La ciudad sufrió varios bombardeos aéreos, uno de los cuales causó grandes daños en viviendas e industrias clave, además de graves bajas entre la población civil. El considerable trastorno y dislocación causados significó que las autoridades se esforzaron por proporcionar refugios adecuados y llenar los vacíos dentro de lo que se convertiría en servicios vitales de Precauciones contra Raids Aéreos. Cuando llegaron los bombardeos, estos voluntarios iban a realizar una contribución vital.

Sunderland también tenía una orgullosa tradición de servicio militar y muchos de sus hombres y mujeres se presentaron voluntarios para servir en las fuerzas armadas, y muchos pagaron el precio más alto en defensa de la libertad. Un gran número de hombres de Sunderland sirvieron en la Marina Mercante, mientras que la Marina Real también contó con muchos habitantes de Wears. El regimiento del ejército local, la famosa Infantería Ligera de Durham, también contó con muchos habitantes de Wears y el regimiento entró en acción en casi todos los escenarios de la guerra. Para otros habitantes de Wears, la atracción del vuelo les llevó a servir en las filas de la RAF; para algunos, el servicio en el Mando de Bombarderos estuvo motivado por una sed de venganza tras presenciar el bombardeo de su ciudad natal.