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Plagues and Pandemics: Black Death, Coronaviruses and Other Killer Diseases Throughout History
Todo lo que se necesita para que una plaga se convierta en pandemia son aglomeraciones de población y viajeros que propaguen los patógenos bacterianos o víricos. Muchas civilizaciones prehistóricas murieron rápidamente, dejando ciudades indemnes para desconcierto de los arqueólogos. La peste en Atenas mató al 30% de la población entre 430 y 426 a.C. Cuando el emperador romano Justiniano I contrajo la peste bubónica en 541 a.C., el historiador contemporáneo Procopio describió sus síntomas: fiebre, delirio y bubones, grandes hinchazones negras de los ganglios linfáticos en la ingle, debajo de los brazos y detrás de las orejas. Aquella peste bubónica mató a 25 millones de personas en todo el Mediterráneo. Más tarde, conocida como peste negra, mató a 50 millones de personas entre 1346 y 1353, y regresó a Londres 40 veces en los 300 años siguientes. La tercera pandemia de peste bubónica comenzó en 1894 en China y se cobró 15 millones de vidas, principalmente en Asia, antes de extinguirse en la década de 1950 tras visitar San Francisco y Nueva York. Pero también afectó a Madagascar en 2014, y al Congo y Perú. La causa, la yersinia pestis, se identificó en 1894. Se culpó a las pulgas infectadas de las ratas de los barcos mercantes de propagarla, pero los científicos de Porton Down tienen una explicación preocupante de por qué la peste se extendió tan rápido.
Cualquier enfermedad puede convertirse en epidemia. Las infecciones europeas cotidianas traídas a América por los conquistadores de Cortés mataron a millones de nativos, cuya venganza póstuma fue la sífilis que los españoles llevaron de vuelta a Europa. La mal llamada gripe española, traída de Kansas a Europa por las tropas estadounidenses en 1918, causó más de 50 millones de muertes. Cincuenta años después, la gripe H3N2 de Hong Kong mató a más de un millón de personas.
Un coronavirus produce el resfriado común, para el que no se ha encontrado ni vacuna ni cura, a pesar de la pérdida de millones de días laborables cada año. Escalofriantemente, el historiador Douglas Boyd enumera muchos otros asesinos submicroscópicos que siguen esperando a que el turismo y el comercio nos los traigan.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)