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La edición TCB Classics del libro ofrece un texto editado con un índice, lo que mejora su utilidad para los lectores interesados en temas relacionados con la vida de los inmigrantes en los barrios marginales de Nueva York en el siglo XIX. Incluye valiosos recursos sobre Jacob Riis y sus contribuciones como reformador y fotógrafo, junto con fotos históricas que documentan las condiciones de la época.
Ventajas:⬤ Bien editado y bellamente diseñado con un índice
⬤ incluye recursos adicionales sobre Jacob Riis
⬤ elimina erratas de ediciones anteriores
⬤ conserva la importancia histórica de las fotografías del siglo XIX.
Algunas de las fotografías pueden no satisfacer las expectativas modernas de claridad; conserva la ortografía británica original que puede distraer a algunos lectores.
(basado en 1 opiniones de lectores)
The Children of the poor
El problema de los niños es el problema del Estado. Así como moldeamos a los hijos de las masas trabajadoras de nuestras ciudades, así moldeamos el destino del Estado que ellos gobernarán a su vez, tomando las riendas de nuestras manos.
En la medida en que los descuidemos o pasemos de largo, la culpa del mal gobierno venidero recaerá sobre nosotros. Hace tiempo que las ciudades mantienen el equilibrio de poder; su dominio será pronto absoluto, a menos que el futuro próximo encuentre algún modo de dispersar la población que la era de la energía de vapor y el desarrollo industrial ha aglomerado en los grandes centros de esa energía. A principios de siglo, la población urbana de los Estados Unidos representaba el 3,97% del total, es decir, una de cada veinticinco personas.
Hoy es el 29.
12%, o casi uno de cada tres. Durante la vida de aquellos que eran bebés en brazos cuando se disparó el primer cañón contra Fort Sumter, la población se ha casi duplicado.
Un millón y cuarto viven hoy en las viviendas de las metrópolis americanas. Evidentemente, hay razones para que por fin se preste tanta atención a la vida y las acciones de la otra mitad, a la que durante demasiado tiempo no se ha tenido en cuenta. A veces la llamamos filantropía con aire condescendiente.
Mejor llamarla autodefensa. En Nueva York hay más razones aún porque es la puerta abierta por la que se cuela una inmigración prácticamente sin restricciones, que desconoce y no está en sintonía con nuestras instituciones; el vertedero donde se libera de su carga de desamparo e incapacidad, dejando paso libre a la procesión de los fuertes y capaces. Este sedimento forma el cuerpo de nuestros pobres, el contingente que vive, siempre de la mano a la boca, sin provisiones y sin medios de proveer para el día siguiente.
En la primera generación se adelanta a nuestros barrios de chabolas; en la segunda, sus peores elementos, reforzados por las influencias que allí prevalecen, desarrollan al duro, que se enfrenta a la sociedad con la pretensión de que el mundo le debe un sustento y que él lo cobrará a su manera. Su plan es una aplicación práctica del espíritu de nuestras instituciones libres, tal como sus oportunidades le han permitido captarlo.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)