Los ensayos sobre las drogas: Reflexiones de Aleister Crowley sobre el hachís, la cocaína y la absenta

Opiniones de los lectores

Actualmente no hay opiniones de lectores. La calificación se basa en 5 votos.

Título original:

The Drug Essays: Aleister Crowley's Reflections on Hashish, Cocaine & Absinthe

Contenido del libro:

Los ensayos de esta colección representan las ideas y meditaciones de Aleister Crowley sobre las drogas. La primera parte explora las experiencias de Crowley con el hachís y sus usos en rituales místicos. La segunda parte examina la cocaína y se plantea si debería estar regulada por la ley. Por último, la tercera parte profundiza en la sensualidad de la absenta y su papel en la sociedad.

Los ensayos son fascinantes, tanto por lo que revelan acerca de las opiniones de Crowley sobre las drogas, como por la forma en que abordan algunas de las principales preocupaciones del ocultista: la búsqueda de la trascendencia y la unión de la ciencia con el misticismo.

Según sus propias palabras, Crowley se interesaba por las drogas porque quería volver a lo que él llamaba el "alma pura" del universo. Se presenta a sí mismo como un científico que estudia las drogas por su capacidad para expandir la conciencia humana. Creía que el hachís, en particular, era una herramienta ideal para poner al hombre en contacto con una verdad y una conciencia más profundas. "El hachís, al menos, da pruebas de un nuevo orden de conciencia, y (me parece) que es este caso prima facie el que los místicos siempre han necesitado resolver, y nunca han resuelto", escribió.

El hachís abría la puerta a las experiencias místicas, pero Crowley insistía en que la droga no era más que una herramienta: nunca debía utilizarse como un fin. "No me sirve de nada el hachís, salvo como demostración preliminar de que existe otro mundo alcanzable - de alguna manera", insistía Crowley.

Crowley tiene una opinión similar de la cocaína. Consumir cocaína provoca una intensa alegría, escribió; un solo esnifido puede hacer que un hombre sienta que se transforma de "larva" en "mariposa". Pero como cualquier droga, la cocaína es sólo una herramienta que puede ayudar a la gente a salir de su vida terrenal y vislumbrar lo divino: "La felicidad de la cocaína no es pasiva o plácida como la de las bestias; es consciente de sí misma. Le dice al hombre lo que es y lo que podría ser; le ofrece la apariencia de la divinidad, sólo para que se sepa gusano".

El objetivo final de las drogas, en opinión de Crowley, es ampliar los horizontes del hombre. Crowley se presenta como un experimentador, dedicado a estudiar los posibles usos de las drogas. Sin embargo, a la mayoría de los lectores modernos les costará tragarse la idea de Crowley como un investigador puro.

Sería ciertamente un error tomar estos ensayos totalmente al pie de la letra, como los textos puramente científicos y objetivos que Crowley pretendía que fueran. Pero eso, por supuesto, no significa que carezcan de valor literario.

Crowley escribió que la embriaguez -ya fuera por el vino, las drogas o el arte- era lo que hacía posible que el hombre se elevara por encima de su vida de "mugre" y alcanzara la trascendencia. Él lo dijo bien aquí:

"El excedente de Voluntad debe desembocar en la elevación del individuo hacia la Divinidad; y el método de tal elevación es la religión, el amor y el arte. Estas tres cosas están indisolublemente ligadas al vino, pues son especies de embriaguez".

Estas líneas proceden del ensayo de Crowley sobre la absenta, que es con mucho el más rapsódico de esta colección. Crowley no oculta su adoración por este licor. Se pone totalmente poético sobre el aspecto "opalescente" de la bebida y sobre el "éxtasis" que provoca. La "absenta" se percibe como belleza pura, liberación de la grisura del día a día.

Tal vez ése sea el regalo que estos ensayos pueden hacernos. Tal vez, en lugar de examinarlos demasiado de cerca en busca de la verdad y la exactitud, sería prudente leer los ensayos de este libro como objetos de belleza. No son hechos fríos y duros. Son ideas, tan opalescentes como la absenta en el vaso de Crowley. Se leen mejor cuando podemos dejar de lado nuestras dudas y entregarnos al disfrute de lo que este hombre excéntrico fue capaz de producir.