La presidencia imperial y la política estadounidense: Gobernanza por edictos y golpes de Estado

Título original:

The Imperial Presidency and American Politics: Governance by Edicts and Coups

Contenido del libro:

Quienes veían a Donald Trump como una nueva amenaza que se cernía sobre la democracia estadounidense y ahora piensan que el peligro ha pasado puede que no hayan prestado mucha atención a la evolución política de las últimas décadas. Trump no ha sido más que el más reciente -y seguramente no será el último- de una larga serie de presidentes que han ampliado los poderes del cargo y no han dudado en actuar unilateralmente cuando ello servía a sus propósitos. Desgraciadamente, tampoco es probable que Trump sea el último presidente dispuesto a acabar con sus enemigos en el Congreso y transformar la presidencia imperial de una teoría a una realidad.

Aunque los presidentes son elegidos de forma más o menos democrática, la presidencia no es ni nunca fue concebida como una institución democrática. Los forjadores pensaron que América sería gobernada por su asamblea representativa, el Congreso de los Estados Unidos. El poder presidencial, como un peligroso fármaco, podría haber sido etiquetado como "para ser utilizado sólo cuando sea necesario".

Hoy en día, el Congreso se dedica esporádicamente a legislar, pero el que gobierna realmente es el presidente. El Congreso se ha convertido más en un órgano inquisitorial que legislativo. Los presidentes gobiernan mediante edictos, mientras que sus oponentes en el Congreso contraatacan con la amenaza de la destitución, una acción que equivale a un golpe político, aunque no violento. Los tribunales chisporrotean y echan humo, pero en general respaldan al presidente. Esta es la nueva separación de poderes: el presidente ejerce el poder y los demás poderes están separados de él.

¿Dónde acabará esto? Independientemente de quién ocupe el Despacho Oval, la presidencia imperial está haciendo caer inexorablemente el telón de la democracia representativa estadounidense.