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The Great Railroad Revolution: The History of Trains in America
Estados Unidos se hizo gracias al ferrocarril. La inauguración de la línea Baltimore & Ohio -el primer ferrocarril estadounidense- en la década de 1830 desencadenó una revolución nacional en el modo de vida de la gente gracias a la rapidez y comodidad de los viajes en tren. Promovida por visionarios y construida con un esfuerzo heroico, la red ferroviaria estadounidense fue mayor en todos los sentidos que la europea, y facilitó desde los viajes de larga distancia hasta los desplazamientos diarios y el transporte de mercancías, pasando por la guerra. Unió zonas remotas del país, impulsó el desarrollo económico y fue el catalizador del ascenso de Estados Unidos a la categoría de potencia mundial.
Todas las ciudades estadounidenses, grandes o pequeñas, aspiraban a estar conectadas a un ferrocarril y, a principios de siglo, casi todos los estadounidenses vivían cerca de una estación. A principios del siglo XX, Estados Unidos estaba cubierto por un entramado de más de 200.000 millas de vías férreas y una serie de terminales magistrales, todas ellas construidas y controladas por las mayores corporaciones del país. Los ferrocarriles dominaron el paisaje estadounidense durante más de cien años, pero a mediados del siglo XX, el automóvil, el camión y el avión habían eclipsado a los ferrocarriles y la nación empezó a olvidarlos.
En La gran revolución ferroviaria, Christian Wolmar, reconocido experto en ferrocarriles, relata la extraordinaria historia del auge y la caída de la mayor de todas las empresas estadounidenses, y sostiene que ha llegado el momento de que Estados Unidos reivindique y celebre su patrimonio ferroviario, a menudo pasado por alto.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)