La fiesta de Navidad de Beasley

Opiniones de los lectores

Las reseñas del libro destacan colectivamente una historia bien escrita y conmovedora, con personajes atractivos y una trama satisfactoria. Aunque muchos lectores consideran que es una lectura rápida y agradable, hay algunas críticas sobre la falta de contenido y de un fuerte espíritu navideño.

Historia bien escrita, personajes entrañables, final conmovedor, buena caracterización, apto para todas las edades, y es gratis. Muchos lectores lo describen como una lectura agradable y rápida, y algunos mencionan su idoneidad para la lectura en voz alta durante las fiestas navideñas.

A algunos lectores les faltaron páginas, lo que provocó una experiencia de lectura incompleta. Unos pocos críticos también señalaron que la historia no evocaba un fuerte espíritu navideño y la encontraron menos atractiva en comparación con otras obras de Tarkington.

(basado en 13 opiniones de lectores)

Título original:

Beasley's Christmas Party

Contenido del libro:

La calle bordeada de arces estaba tan tranquila como un domingo de campo; tan silenciosa que mis pasos parecían tener eco.

Eran las cuatro de la mañana; la clara luz de la luna de octubre se difuminaba a través del ralo follaje hasta la sombría acera y se extendía como una transparente niebla plateada sobre la casa de mi admiración, mientras yo caminaba a grandes zancadas, de regreso de mi primera noche de trabajo en el «Despacho Matutino de Wainwright». Ya había señalado aquella casa como la mejor (para mi gusto) de Wainwright, aunque hasta entonces, en mis excursiones a esta metrópoli, la capital del estado, no dejaba de sentir cierta envidia nativa por el hecho de que Spencerville, la capital del condado donde yo vivía, no tuviera nada tan bueno.

Ahora, sin embargo, me acercaba a sus arrabales con un placer sin paliativos, pues por fin yo mismo era residente (aunque sólo por un día) de Wainwright, y la casa -aunque ni siquiera tenía idea de quién vivía allí- parte de mis posesiones como ciudadano. Además, podía disfrutar del cálido orgullo de ser vecino de al lado, pues la casa de la señora Apperthwaite, donde había alquilado una habitación, quedaba un poco más allá.