La causa perdida

Título original:

The Lost Cause

Contenido del libro:

Faltan treinta años. Estamos progresando, mitigando el cambio climático, lenta pero inexorablemente. Pero, ¿qué pasa con todos los viejos enfadados que no pueden dejarlo ir?

Para los jóvenes estadounidenses de dentro de una generación, el cambio climático no es controvertido. Es simplemente un hecho abrumador de la vida. Y también lo son los grandes esfuerzos para contenerlo y mitigarlo. Ciudades enteras se están trasladando tierra adentro para protegerse de la subida del nivel del mar. Por todas partes surgen enormes proyectos de energía limpia. La ayuda en caso de catástrofe, la mitigación de inundaciones y supertormentas, se ha convertido en una habilidad para la que decenas de millones de personas reciben formación cada año. El esfuerzo es mundial. Emplea a todo el que quiera trabajar. Incluso cuando la política nacional oscila de nuevo hacia líderes de derechas, el impulso es demasiado grande; estos vastos programas no pueden detenerse en seco.

Pero todavía hay estadounidenses, en su mayoría ancianos, que se aferran a sus gorras rojas de béisbol, a sus agravios, a sus enormes vehículos, a su ira. A sus fuentes de noticias «alternativas» que les aseguran que su resentimiento es justo y puro y que el «cambio climático» no es más que una gigantesca estafa.

Y son tu abuelo, tu tío, tu tía abuela. Y no van a ir a ninguna parte. Y están armados hasta los dientes.

La Causa Perdida pregunta: ¿Qué hacemos con la gente que se aferra a la creencia de que sus propios hijos son el enemigo? Cuando, de hecho, a menudo son los ancianos que amamos?