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Este padre soltero no tiene miedo de arremangarse y ensuciarse las manos...
La casa de enfrente iba a ser mía. El plan ya estaba en marcha, arreglarla y luego revenderla. Todo para tener suficiente dinero para mudarme al oeste y estar con mi pequeña. Pero entonces una oferta de última hora me la robó.
Mi nuevo vecino es exasperante. Georgie es bocazas, llena de descaro, tiene piernas para días. Es muy buena volviéndome loco. Sabe exactamente qué botones apretar, como si hubiera tomado clases de cómo funciono. Sospecho que es su versión de un mecanismo de defensa, pero ahora me he quedado con un sueño roto... y una erección furiosa.
La deseo. La necesito.
También la odio.
Por mucho que lo intento, no puedo mantenerme alejado.
La inexperiencia de Georgie en el manejo de herramientas eléctricas va a derribar la casa a su alrededor. Lo menos que puedo hacer es darle una mano. Mostrarle cómo se hace. Darle la vuelta y clavarla a la pared.
Y una vez que la pruebo, me engancho. Enganchado a su alma dentada.
Ahora me debato entre empezar una nueva vida con mi hija o reparar el corazón herido de Georgie.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)