Guía de viaje de Pakistán: Turismo

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Título original:

Pakistan Travel Guide: Tourism

Contenido del libro:

Guía de viajes de Pakistán. Turismo.

Desde la antigua ciudad mogol de Lahore hasta las cumbres nevadas de los montes Karakórum, Pakistán es una nación diversa definida no sólo por su belleza natural y su esplendor arquitectónico, sino también por sus amables habitantes, su variada fauna y sus ricas tradiciones culinarias. Es una lástima, pues, que la inestabilidad política y la violencia sectaria hayan convertido grandes zonas del país en zonas prohibidas para los turistas y hayan impedido que Pakistán desarrolle todo su potencial como destino turístico de primer orden. Sin embargo, quienes se atrevan a apostar por Pakistán verán recompensados sus esfuerzos, sobre todo los amantes de la naturaleza.

La Provincia de la Frontera del Noroeste y la región de Gilgit-Baltistán albergan algunas de las cordilleras más famosas del mundo, como el Himalaya, el Karakórum y el Hindu Kush.

El hecho de que los exploradores dispongan de estas vistas más o menos para ellos solos es otra ventaja; atrás quedan las rutas bien marcadas y las casas de té de la India y Nepal, aquí yace la verdadera aventura. Desde asombrosos paisajes montañosos hasta bulliciosas aglomeraciones urbanas, las vibrantes ciudades pakistaníes tienen cada una su propio sabor.

Islamabad, la capital, es una metrópolis moderna repleta de arquitectura contemporánea, atracciones culturales de primer orden y algunos de los mejores restaurantes del país. Lahore es la antítesis de Islamabad. Capital cultural de Pakistán, esta antigua ciudad está repleta de lugares de interés declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, impresionantes santuarios y ornamentada arquitectura mogol.

Su casco antiguo es un laberinto de bulliciosos bazares, que albergan mezquitas, museos y cuidados jardines. Karachi, antigua capital y motor económico del país, es una megaciudad en todos los sentidos, que aglutina a unos 15 millones de habitantes. Mientras tanto, Peshawar, en la Provincia de la Frontera del Noroeste, sigue siendo una ciudad fronteriza, a veces peligrosa y siempre intrigante.

Quienes busquen sol y aislamiento, deberían explorar la gloriosa costa pakistaní, que alberga algunas de las playas más vírgenes y menos concurridas del sur de Asia. Los que busquen evocar el espíritu aventurero al estilo de Kipling deben seguir las antiguas rutas comerciales del paso de Khyber, la carretera del Gran Tronco y la autopista del Karakórum.

Todo esto y mucho más se encuentra en Pakistán, y todo sigue siendo accesible para el turista más aventurero.