Puntuación:
El libro consta de tres ensayos sobre figuras literarias, en los que se exploran sus vidas y la naturaleza de su arte. Escritos por Fleur Jaeggy, los ensayos destacan por su prosa evocadora y sobria, aunque algunos lectores los consideraron carentes de un punto fuerte o una conclusión.
Ventajas:La redacción se describe como original, conmovedora y evocadora, con un estilo poético que atrapa al lector. Los lectores aprecian la prosa limpia, técnicamente pura y llena de perspicacia, y muchos consideran que es un placer leer y releer los ensayos. La autora también ha llamado la atención por su habilidad para iluminar las vidas y muertes de las figuras literarias de forma convincente.
Desventajas:Algunos lectores consideraron que los ensayos eran demasiado sucintos y no profundizaban lo suficiente en los temas, careciendo de un punto definitivo o de cierre. Las críticas incluyen una ausencia percibida de las sensibilidades de los sujetos y una insatisfacción con la brevedad que se siente más como un comentario que como una exploración en profundidad.
(basado en 7 opiniones de lectores)
These Possible Lives
New Directions se enorgullece de presentar los extraños e hipnotizantes ensayos de Fleur Jaeggy sobre los escritores Thomas De Quincey, John Keats y Marcel Schwob. Reconocida estilista de la hiperbrevedad en la ficción, Fleur Jaeggy demuestra ser una maestra aún más concisa de la forma ensayística, aunque en una vena poética de lo más peculiar y lapidaria.
Del mundo de principios del siglo XIX de De Quincey oímos hablar de los hábitos de los escritores: Charles Lamb «hablaba de “conejos liliputienses” cuando comía fricassse de rana»; Henry Fuseli «comía una dieta de carne cruda para obtener sueños espléndidos»; «Hazlitt era perspicaz sobre la musculatura y los boxeadores»; y «Wordsworth usaba un cuchillo de mantequilla para cortar las páginas de una primera edición de Burke». En un libro de «diablos azules» y visiones nocturnas, se abre el ensayo sobre Keats: «En 1803, la guillotina era un juguete común de niños». Y el final del pobre Schwob llega cuando se siente «como un “perro abierto en canal”» «Su rostro se coloreó ligeramente, convirtiéndose en una máscara de oro.
Sus ojos permanecían imperiosamente abiertos. Nadie podía cerrarle los párpados.
La habitación humeaba a pena». Los ensayos de Fleur Jaeggy -¿o son poemas en prosa? --huelen de necesidad: las páginas están en llamas.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)