Entrevista con el Mayor Darren Keahtigh, Parte I

Título original:

Interview with Maj Darren Keahtigh, Part I

Contenido del libro:

Desde enero de 2004 hasta enero de 2005, en apoyo de la Operación Libertad Iraquí, el Mayor Darren Keahtigh sirvió como comandante de la Compañía Bravo, 1º Batallón, 5º de Caballería -parte de la 2ª Brigada, 1ª División de Caballería- y estuvo destinado en Bagdad y Faluya. En esta entrevista en dos partes, habla de las operaciones de su compañía en Camp Victory y de su trabajo en el distrito de Khadamiyah de la capital iraquí.

Uno de sus retos iniciales fue hacerse cargo con su única compañía de una zona de operaciones que antes estaba controlada por dos compañías. Keahtigh habla de llevar a cabo misiones de acordonamiento y búsqueda, de realizar una gran variedad de misiones de tipo estabilidad y apoyo, de establecer un gran número de proyectos de reconstrucción, de trabajar con jeques y mulás locales, así como con consejos asesores vecinales, y también de la vez que su unidad cerró un burdel a petición de figuras religiosas locales. Su compañía trabajó además con la policía iraquí.

En agosto de 2004, la compañía de Keahtigh fue enviada a Nayaf y allí participó en operaciones de combate, incluida una batalla especialmente intensa librada en un cementerio. De nuevo en Bagdad, donde permanecerían hasta noviembre, la compañía Bravo volvería a combatir en la tristemente célebre calle Haifa antes de ser enviada a Faluya para combatir también en esa ciudad. A lo largo de su relato, Keahtigh comparte la perspectiva de un guerrero sobre el liderazgo de tropas en combate, la pérdida de compañeros de armas, la guerra de espectro completo, los dilemas morales y éticos, a menudo turbios, a los que se enfrentan los líderes en tiempos de guerra, y las consecuencias de quitar la vida a otra persona, aunque sea el enemigo.

"A todos nos gusta pensar que somos duros, pero ninguno de nosotros quiere matar a nadie sin motivo", afirmó. "No me importa matar al enemigo, pero no voy a salir a matar gente sólo por matar gente. Cuando un hombre hace eso por un trágico accidente, lo lleva consigo el resto de su vida".

Keahtigh concluye su entrevista diciendo que, más allá de los muchos premios personales y de unidad que obtuvo, la "recompensa definitiva que recibí fue que llevé allí a 140 muchachos y traje a casa a 140 muchachos. Fuimos la única compañía que dio cuenta de todos nuestros muchachos".