Puntuación:
El libro explora las complejidades de la blasfemia, incluida su evolución histórica, la distinción entre blasfemia y obscenidad, y los elementos que la hacen eficaz. Aunque algunos lo consideran bien documentado y perspicaz, otros lo critican por ser excesivamente académico o culturalmente sesgado.
Ventajas:Bien documentado, ofrece una visión profunda de la historia y la función de las blasfemias, explica la diferencia entre blasfemia y obscenidad, cuestiona las suposiciones sobre las palabrotas.
Desventajas:Percibido como difícil de leer, excesivamente académico sin humor, muy centrado en referencias estadounidenses que pueden no resonar en todos los lectores.
(basado en 7 opiniones de lectores)
In Praise of Profanity
Cuando el Presidente Obama firmó la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible en 2009, se oyó por casualidad al Vicepresidente pronunciar un entusiasta "¡Esto es un gran p*to! "Una ciudad de Massachusetts impone multas de 20 dólares por decir palabrotas en público. No hay nada tan paradójico como nuestra actitud hacia las palabrotas y las "malas palabras". ¿Cómo podemos juzgar tan duramente la blasfemia en principio y, sin embargo, utilizarla con tanta frecuencia en la práctica? Aunque la blasfemia es hoy más aceptable que nunca, se sigue tachando de grosera o, en el mejor de los casos, tolerable sólo en determinadas circunstancias. Decir palabrotas, dicen muchos, indica falta de carácter o mala educación, y es algo que hay que evitar a toda costa. Sin embargo, muchos de nosotros no nos preocupamos por los peligros de las palabrotas.
Las palabrotas son habituales en la música, las películas premiadas por la Academia, los libros y los periódicos. Y, por supuesto, la gente las utiliza en sus conversaciones cotidianas.
En Elogio de la blasfemia, Michael Adams ofrece una defensa provocativa y sin disculpas de la blasfemia, argumentando que hemos simplificado en exceso la blasfemia al etiquetarla de tabú. La blasfemia es valiosa, incluso esencial, como vehículo de comunicación y como elemento de estilo. Por mucho que la deploremos en algunos contextos, deberíamos celebrarla en otros. Adams entrelaza hábilmente análisis lingüísticos y psicológicos sobre por qué decimos palabrotas -para liberarnos emocionalmente, como forma de promover la solidaridad de grupo o para crear relaciones íntimas- con coloridos ejemplos de blasfemias en la literatura, la televisión, el cine y la música, como Los Soprano, Qué tarde era, qué tarde de James Kelman o las canciones de Nellie McKay. Este libro ágil y sin jerga desafiará a los lectores a reconsiderar su forma de pensar sobre las palabrotas.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)