El poder del porche: El oficio de narrador en Zora Neale Hurston, Gloria Naylor y Randall Kenan

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Título original:

Power of the Porch: The Storyteller's Craft in Zora Neale Hurston, Gloria Naylor, and Randall Kenan

Contenido del libro:

La literatura sureña es a menudo celebrada por sus cualidades "contadas" más que "escritas". Basándose en sus propias experiencias como narradora de historias en el porche de casa entre familiares, amigos y vecinos, Trudier Harris recorre las generaciones de escritores sureños del siglo XX para centrarse en tres afroamericanos que poseen el "poder del porche".

Según Harris, Zora Neale Hurston, Gloria Naylor y Randall Kenan utilizan hábilmente las técnicas narrativas para definir a su público, llegar a él, atraerlo y llenarlo de expectación. Teniendo en cuenta cómo entran en juego estas dinámicas en Mulas y hombres de Hurston, Mama Day de Naylor y Let the Dead Bury Their Dead de Kenan, Harris muestra cómo el "poder del porche" reside también en los lectores, quienes, al entregarse a una historia, se lo confieren al escritor.

Sobre este trasfondo de toma y daca, anticipación y realización, Harris considera los retos especiales de Zora Neale Hurston como escritora negra en los años treinta, y cómo sus diversos papeles de antropóloga, folclorista y novelista se entremezclan en su obra. En la obra de Gloria Naylor, Harris encuentra temas y personajes especialmente satisfactorios. Nacida en Nueva York, Naylor conoció el Sur a través de sus padres y durante su estancia en las Islas del Mar mientras escribía Mama Day. Randall Kenan, sureño de nacimiento, es especialmente hábil a la hora de conseguir que sus lectores acepten aspectos de la cultura afroamericana que sus mentes racionales podrían haber querido rechazar. Aunque Kenan se diferencia de Hurston y Naylor por sus alianzas con una nueva generación de escritores decididos a abordar ciertos temas tabú (en su caso, la vida gay en las pequeñas ciudades sureñas), Time Creek de Kenan está tan plagado de lo sobrenatural y lo fantástico como la Nueva Orleans de Hurston y el Willow Springs de Naylor.

Las idas y venidas, la presentación y la respuesta de los que se sientan en el porche y los que lo observan, dice Harris, es un poder que manejan con destreza los mejores narradores negros del Sur. A través de los cuentos de Brer Rabbit, John y Ole Marster, fantasmas de perros y otros retornados, han establecido y perpetuado una tradición oral que, a su vez, da forma tanto a la creación como al disfrute de la palabra escrita.