El gobierno omnipotente

Opiniones de los lectores

Las reseñas destacan el perspicaz análisis de Mises sobre las causas de las guerras mundiales, subrayando su perspectiva histórica y sus ideales liberales clásicos. Los lectores aprecian su conocimiento de primera mano y su capacidad para explicar acontecimientos y conceptos históricos complejos, mientras que algunos expresan su deseo de que el libro se lea más ampliamente, sobre todo en entornos educativos. Sin embargo, la comprensión de la terminología, en particular la de «liberalismo», puede suponer un reto para algunos lectores.

⬤ Proporciona una clara comprensión de las causas de las guerras mundiales desde una perspectiva histórica.
⬤ Ofrece la visión de alguien que vivió y analizó los acontecimientos de primera mano.
⬤ Desafía ideas erróneas comunes sobre el gobierno y su papel en la sociedad.
⬤ Útil para lectores interesados en la historia, la economía y la teoría política.
⬤ Fomenta el pensamiento crítico sobre el nacionalsocialismo y el proteccionismo.

⬤ Requiere una comprensión específica de la terminología, en particular del «liberalismo», que puede confundir a algunos lectores.
⬤ Algunos pueden considerar que se basa más en el análisis histórico que en el teórico, lo que puede no gustar a todo el mundo.
⬤ Algunos contenidos pueden resultar repetitivos para quienes estén familiarizados con otras obras de Mises.

(basado en 3 opiniones de lectores)

Título original:

Omnipotent Government

Contenido del libro:

La libertad no es, como afirmaban los precursores alemanes del nazismo, un ideal negativo. Que un concepto se presente de forma afirmativa o negativa es una mera cuestión de lenguaje. La libertad frente a la necesidad equivale a la expresión esforzarse por conseguir un estado de cosas en el que las personas estén mejor abastecidas de lo necesario. La libertad de expresión equivale a un estado de cosas en el que todo el mundo pueda decir lo que quiera. En el fondo de todas las doctrinas totalitarias subyace la creencia de que los gobernantes son más sabios y elevados que sus súbditos y que, por tanto, saben mejor que ellos mismos lo que beneficia a los gobernados. Werner Sombart, durante muchos años campeón fanático del marxismo y más tarde defensor no menos fanático del nazismo, se atrevió a afirmar francamente que el Fhrer recibe sus órdenes de Dios, el Fhrer supremo del universo, y que el Fhrertum es una revelación permanente.

Quien admite esto, debe, por supuesto, dejar de cuestionar la conveniencia de la omnipotencia gubernamental. Quienes no están de acuerdo con esta justificación teocrática de la dictadura reclaman para sí el derecho a discutir libremente los problemas implicados. No escriben Estado con mayúscula. No rehuyen analizar las nociones metafísicas del hegelianismo y del marxismo. Reducen toda esta oratoria altisonante a la simple pregunta: ¿son adecuados los medios propuestos para alcanzar los fines buscados?

Al responder a esta pregunta, esperan prestar un servicio a la gran mayoría de sus semejantes.