El Espíritu Americano: La historia del comodoro William Phillip Bainbridge

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Título original:

The American Spirit: The Story of Commodore William Phillip Bainbridge

Contenido del libro:

Los miembros del Congreso de Estados Unidos mantenían largos y apasionados debates sobre cómo abordar la doctrina islamista radical que permitía y practicaba la extorsión descarada a barcos mercantes no musulmanes. Algunos estadounidenses querían hablar con los piratas para convencerles de que sus acciones estaban equivocadas.

Algunos de nuestros ciudadanos y políticos querían seguir pagando rescates, pensando que el problema acabaría desapareciendo. Los terroristas musulmanes del norte de África, con la aprobación del Dey de Argel, habían jurado llevar a cabo la yihad contra todas las potencias occidentales. El capitán William Bainbridge sugirió que una política continua de enterrar la cabeza en la arena iba a cerrar el comercio.

Bainbridge rinde homenaje al Dey de Argel.

Bainbridge perdió su barco y fue capturado en 1803 y encarcelado hasta 1805. Las hostilidades contra los estadounidenses eran abundantes.

Se pensaba que los estadounidenses en el mar eran débiles y fácilmente intimidables. El libro detalla la victoriosa batalla naval de Bainbridge en 1812, en la que el Old Ironsides derrotó al buque de guerra británico HMS Java. El presidente Jefferson se dirigió al Congreso: "Caballeros debemos cambiar nuestra actitud de no defensa.

La falta de una armada estadounidense nos ha llevado a aceptar el dominio de Inglaterra sobre los mares europeos. El Congreso prefiere perder la guerra sin defender los derechos de Estados Unidos. "Que nuestro país nunca sea reacio a gastar dinero por aquellos que gastan su vida por nosotros".

Bainbridge estaba de pie cerca del timón cuando la bola impactó y le clavó un pequeño perno de cobre en el muslo. Se trataba de una herida peligrosa que le dejó tendido en cubierta.

Los gritos de los heridos eran un inquietante y constante recordatorio de la carnicería que se estaba produciendo en el barco. Los gritos de auxilio pasaban desapercibidos, muchos no se oían porque el estruendo de los cañones había ensordecido a la mayor parte de la tripulación del barco.