Puntuación:
El libro examina la importancia del Medio Oeste en la América del siglo XIX, argumentando que representaba un modelo social único y positivo caracterizado por la democracia, la educación y la construcción de comunidades, al tiempo que reconoce sus imperfecciones. La narrativa del autor, bien documentada y enriquecida con abundante documentación, defiende de forma convincente la importancia histórica de la región, aunque algunos consideran que el estilo de redacción es denso y académico.
Ventajas:⬤ Bien documentado
⬤ escrito de forma atractiva y accesible para un público no académico
⬤ ofrece una perspectiva única sobre el papel del Medio Oeste en la historia de Estados Unidos
⬤ destaca los aspectos positivos y negativos del Medio Oeste
⬤ una contribución oportuna e importante a la erudición histórica.
⬤ Algunos lectores consideran que el estilo de redacción es excesivamente prolijo o tedioso
⬤ la gran cantidad de notas a pie de página puede restar legibilidad
⬤ es posible que no se preste suficiente atención a determinadas figuras y perspectivas históricas
⬤ podría resultar complicado para quienes no estén familiarizados con los textos académicos.
(basado en 20 opiniones de lectores)
The Good Country: A History of the American Midwest, 1800-1900
En el centro de la historia de Estados Unidos hay un agujero, una brecha en la que la indiferencia o el desdén de algunos estudiosos ha sustituido durante demasiado tiempo a la verdadera historia del Medio Oeste estadounidense. La primera crónica del siglo de formación del Medio Oeste, The Good Country, devuelve a este corazón americano su lugar central en la historia de la nación.
Jon K. Lauck, el principal historiador de la región, sitúa las "plazas" del Medio Oeste en el centro del escenario, un enfoque poco ortodoxo que lleva a conclusiones sorprendentes. El Medio Oeste americano, según el convincente relato de Lauck, fue el lugar más democráticamente avanzado del mundo durante el siglo XIX. The Good Country describe una rica cultura cívica que valoraba la educación, la literatura, las bibliotecas y las artes; desarrolló un orden social estable basado en las normas victorianas, la virtud republicana y las enseñanzas cristianas; y, en general, puso en práctica los ideales democráticos en mayor medida que ninguna otra nación hasta la fecha.
El estallido de la Guerra Civil y la lucha contra el Sur esclavista no hicieron sino intensificar la dedicación del Medio Oeste a la promoción de una cultura democrática y consolidar su identidad regional. El "buen país" no era, por supuesto, el "país perfecto", y Lauck dedica un capítulo a la cuestión de la raza en el Medio Oeste, encontrando ejemplos tempranos de racismo manifiesto, pero también descubriendo una marcha constante hacia el progreso racial. También encuentra muchos casos de reformas modestas promulgadas a través del proceso democrático y diseñadas para abordar problemas sociales concretos, así como avances significativos para las mujeres, que participaron activamente en asuntos cívicos y aprovecharon la apertura del Medio Oeste a las mujeres en la educación superior.
Lauck llega a sus conclusiones mediante un análisis mesurado que sopesa los logros y las injusticias históricas, rechaza los tonos enconados de las guerras culturales y busca un nuevo discurso histórico basado en lecturas justas del pasado estadounidense. En una época difícil en la que la política y la cultura están en disputa, su libro sitúa un punto intermedio, acertadamente, en el centro del país.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)